martes, 5 de abril de 2016

¿Qué es Final Fantasy X para mí?


No es NieR, pero en aquel momento, para mi, lo fue.

No es Punpun, pero para mi yo de 13 años supuso ver que los videojuegos eran algo más que lo que Nintendo me tenía acostumbrado.

Aún así, ¿qué es Final Fantasy X para mi?


¿Un juego? ¿Una etapa? ¿La confirmación de una evidencia que me niego a verbalizar?

¿Es mi juego favorito? ¿Me da vergüenza que la gente sepa que me gusta? ¿Lo odio?

¿Qué es, si puede saberse, Final Fantasy X para mí?

Es una historia.

Es un proceso.

Es un viaje.

Es todo eso, más y a la vez nada.

Es un producto comercial, edulcorado y con muchos errores.

Es, a su vez, una obra cercana y donde cada vez que entro me siento como en casa.

¿Quién es el protagonista de Final Fantasy X?

¿Yuna? ¿Auron? ¿Sinh? ¿Tidus?

¿O tal vez Sudit?

Constantemente nos repiten la frase "Esta es mi historia".

Tanto, que al final acaba pareciendo un eslogan cutre.

Pero en cierta medida es cierto.

Es la historia de una persona externa que por los azares del destino entra en Spira.

No sabe nada de allí y todo le resulta nuevo y chocante.

Tidus no es un protagonista idiota y demasiado optimista, al contrario.

Él es, al igual que el jugador, un tío que no sabe cómo ha llegado a donde está y que intenta afrontar la mierda de situación de la mejor forma que puede.

No solo eso; también sirve como vehículo narrativo.

Diablos, Tidus ES un vehículo en todos los sentidos.

Nace y muere con la historia, siendo en todo momento su viaje por Spira un paso más en su retorno a Zanarkand, un alto en el camino que sabe no puede durar para siempre.

Como nosotros, la vida de Tidus no pertenece a Spira y tarde o temprano tendrá que abandonarla, pero aún así hará todo lo que esté en su mano para mejorar lo que le rodea.

Cada vez que Tidus dice "Todo saldrá bien" o "Ya se me ocurrirá algo" no lo dice solo porque sea un idiota optimista.

Es porque el jugador está pensando lo mismo.

Él quiere salvar a todo el mundo y traer la paz a Spira, y nosotros como jugadores tenemos ese mismo objetivo durante todo el título.

Ambos saben que es imposible cambiar el mundo sin pagar a cambio un precio, pero conservan la esperanza de que quizás, mientras prosigan su viaje, serán capaces de encontrar "algo" que les salve y traiga ese happy ending que en el fondo todos queremos.

Más adelante.

En el siguiente templo.

En las próximas ruinas.

En Zanarkand.

El juego tiene cosas estúpidas, sí, y también personajes vacíos e inútiles, pero la imagen global y las motivaciones de cada uno de los auténticos protagonistas (corramos un tupido velo sobre cierto furry cornudo) están claras y es muy sencillo empatizar con ellas.

Proteger a un ser querido, dar a la gente que le rodea un futuro mejor, vengarse de alguien, cegarse por un objetivo y que ese fin justifique los más horribles medios...

Pero me estoy dispersando.

¿Qué es

para mí

Final Fantasy X?

No lo sé.

Es un JRPG.

Es un título de Squaresoft.

Es un producto.

Es uno de los cuatro únicos juegos que han logrado hacerme llorar.

No ahora, sino hace muchos años.

Pero sigue siendo una respuesta emocional que prácticamente nunca me ha logrado causar título alguno.

Y sin embargo él lo ha logrado.

Él, con sus animaciones ortopédicas.

Él, con sus personajes cliché.

Él, con sus cámaras lentas y situaciones ridículas.

Él, con su batalla final.

Él, con ese paseo entre las ruinas sonando Someday the Dream Will End.

Él, con su envío.

Él, cada vez que me pongo a oscuras Farplane Sending.

Él, en definitiva, cada vez que pienso en lo que supuso para mí.

¿Qué es, para mi, Final Fantasy X?

No lo sé, pero tampoco creo que importe.






Analisis serio y objetivo y con hate aquí.

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