Entre la entrada de hoy y la de "Bayonetta se ve mejor que Ryse" ya debéis tener claro que a este colaborador ocasional y futuro amo y señor del blog le gusta esmerarse con los títulos de sus textos. Vamos, seamos claros, llega a aparecer el tocho de hoy unos años atrás y arden los comentarios, pero el tiempo calma los ánimos y ahora somos capaces de hablar de Final Fantasy XIII de una forma más objetiva y madura, un juego que hoy cumple 4 años de polémica y controversia. Y hablando de profanación, concreto ahora que mis palabras hacia la hagiografía de Lightning y compañía son en base a sus virtudes y defectos como juego de rol, no como entrega de Final Fantasy. Así pues, ¿cual es el objetivo de estas líneas? Nada más y nada menos que defender este juego ante las abrumadoras negativas que ha recibido, intentar resaltar sus bondades y haceros ver que no es, de ninguna manera, malo; simplemente, fue víctima de su propio nombre. Hoy haré de abogado del diablo.
Una breve introducción para los ignorantes: Final Fantasy XIII es el primero de los tres juegos que conforman la trilogía de Fabula Nova Crystallis, una subsaga que pronto veremos cerrar con su última entrega. En su primera parte nos encontramos con Lightning, una chica de armas tomar que intenta rescatar a su hermana Serah. En los compases iniciales se nos introducirá ya a la mayor parte de los personajes con los que compartiremos nuestras horas de juego: aliados tales como Snow, prometido de Serah, o Sazh, aquel pistolero que lleva un polluelo de chocobo en la cabeza. Tranquilos, estos detalles son descubiertos a lo largo del primer capítulo, no os habéis chafado ninguna sorpresa.
Los buenos diseños de escenario se trasladan a la batalla. |
El grupo estará dividido durante gran parte de la aventura, dando lugar a varias lineas narrativas que se irán intercalando y alternando con muy buen resultado. Es más, creo que la mayor cualidad de Final Fantasy XIII reside en su trama y sus protagonistas. Una historia madura no es aquella que trata temas morales ni resalta su propia grandilocuencia, ni tampoco lo es por describir escenas crudas o adultas. Es madura aquella narración que nos quiere invitar, que no presionar, a profundizar en su carácter, aquella con un sentimiento extra conjugado con su punto superficial, y tengo el ejemplo perfecto para demostrar que hasta lo más puro e infantil puede serlo también: El Principito. Por supuesto, poco tiene que ver Final Fantasy XIII con el cuento de Antonine de Saint-Exupéry, era una simple justificación para que los más cerrados recapaciten antes de soltar perlas como "Es el mismo cuento de fantasía de siempre" o "Black Ops tiene una historia de verdad y no ñoñerías de estas" y recuerden que la historia más real no tiene porqué ser la más madura. Con este párrafo no busco convenceros de las cualidades del juego que nos ocupa hoy, sino instaros a dedicar unos momentos de meditación sobre vuestro propio análisis y capacidad receptora, no como muestra de desdén sino como crítica constructiva.
Una vez mentalizados, digo ya de forma directa que Final Fantasy XIII nos ofrece un relato perfilado al detalle y, sí, maduro, pero delicado. No encontraremos ríos de sangre, insinuaciones eróticas ni diálogos soeces, es un simple mundo de fantasía inocente a los ojos, y con ello me remito al párrafo anterior. La historia en sí nos empapará con el mundo que nos presenta, con la posibilidad añadida de consultar una enciclopedia integrada si queremos indagar más o nos hemos perdido algo. Vale la pena consultarla si queremos entender completamente las motivaciones de ciertos personajes, pues en ocasiones el misticismo nos puede parecer incomprensible si nos conformamos con su primera faceta. Fácilmente mantendremos el interés por los sucesos que nos vayan ocurriendo, pero buena parte de sus virtudes son debidas a los propios personajes, variados y variantes, cada uno con sus secretos detrás. No solo van evolucionando a medida que se desarrollan los eventos, enriqueciendo así el conjunto, sino que pronto veremos que son un todo, que se complementan para formar un grupo sólido y diverso que percibiremos como una sola pieza con multitud de matices adecuándose a la narración. Unas palabras de congratulación ante tal cohesión, muy lograda a mi parecer.
Las invocaciones dan espectacularidad extra, todas con dos formas distintas. |
En su aspecto visual y sonoro también hay puesto un empeño digno de mención que en ocasiones se olvida reseñar adecuadamente. El juego luce estupendamente gracias a un motor diseñado con y para él, pero también a conceptos atractivos que pasan por el color vivo y el artificio nunca cargante; de hecho, sus escenarios despiertan en mí reminiscencias de Mirror's Edge, seguramente por compartir ideas plásticas y trazos definidos. Quiero también dedicar una línea a Lightning, bella pero agresiva y con carácter desde el inicio, y así lo muestra su semblante. Vamos, que el juego es bonito, bonito y potente.
Añado también unas muestras de la banda sonora:
Canción solo presente en la versión japonesa,
aquí nos llegó My Hands, inferior en mi opinión.
Tema principal de batalla que logra la difícil tarea
de no acabar siendo repetitivo.
¿Recordáis lo que comenté antes del misticismo?
Aquí un ejemplo musical.
No solo los temas son en general de calidad, sino que encajan adecuadamente con lo que vemos en pantalla, sin excepción. Puede que el conjunto no contenga ninguna canción memorable para el paso de las eras, pero decir que por ello no son buenas es una falacia.
Cuanto he escrito lo sabe todo aquel que ha jugado tiempo suficiente a Final Fantasy XIII, pero no quien se ha guiado de las opiniones de terceros con un ideal impuesto, la linealidad, que a su vez contagian a los desconocedores, quienes reproducen la palabra cual virus. No nos engañemos tampoco, el juego es literalmente un pasillo hasta bien entrada la parte final y debe ser juzgado de forma consecuente, pero no por ello tenemos derecho a pasar por alto sus distintas virtudes como si automáticamente quedaran anuladas en lugar de sopesar lo bueno y lo malo como siempre se ha hecho, y que cada uno decida si sus puntos fuertes se imponen a sus flaquezas. No sé si os habré convencido para darle una oportunidad, pero sí deseo que el público cese el menosprecio gratuito hacia Final Fantasy XIII, por lo menos el proveniente de aquellos jugadores que no se han molestado en indagar en él. Al fin y al cabo, esto va de disfrutar y pasarlo bien, de vivir historias fantásticas que nos hagan volar.
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