La Nintendo DS fue una consola muy peculiar, con un diseño novedoso que regaló una oportunidad a los conceptos más alocados y dispares. De toda esa maravillosa variedad, y con motivo de la iniciativa Zona Delta Pium Pium Pium, hoy rescato Big Bang Mini, un juego que pasó terriblemente desapercibido y que merece más reconocimiento del que recibió.

¡Espero que el resumen haya quedado claro, porque esto se complica! Pasados los primeros niveles, los enemigos empezarán a ser mucho más agresivos, las balas se contarán por docenas y los patrones serán más complejos y exigentes. Uno pensaría que puede relajar el gatillo y dedicarse a recorrer la pantalla de la forma más segura, pero para superar cada fase se requiere llegar a una cierta puntuación, así que tocará disparar sí o sí. Además, hay un último detalle para "animarnos" a ser lo más precisos posible, y es que si fallamos un disparo y no atinamos a ninguna diana, el proyectil explotará al chocar con los límites de la pantalla y provocará una lluvia de fuegos artificiales dispuestos a aguarnos la fiesta.

¡Lo mejor es que toda esta fantasía está muy lograda! El desafío crece de forma bien medida, la duración es más que decente e invita a picarnos para lograr un buen récord personal, e incluso esconde algún que otro extra. Además, como las partidas son cortas, va que ni pintado para viajes en autobús o pequeños ratos muertos. No es especialmente variado, las cosas como son, y si no te engancha en sus primeras horas nada va a hacerte cambiar de opinión más adelante, pero aquel que conecte con el juego sabrá sacarle todo el jugo y gozará lo que no está escrito. ¿No sabéis qué hacer esta noche? ¡Probad Big Bang Mini, a ver si sois capaces de desengancharos!