Star Wars: Episodio VIII - Los últimos Jedi
es una mala película
y os voy a abofetear
en toda la cara
con ella
y os voy a abofetear
en toda la cara
con ella
Director: Un patán
Duración: Demasiada
Género: Despropósito
Recomendada para: Matar neuronas
Spoilers a porrillo a partir de la imagen de más abajo, pero os prometo ir directo al grano. La entrada saldrá como salga, me niego a invertir mi tiempo tiempo en repasar y estructurar adecuadamente algo dedicado a tan infame broma de largometraje.
RESUMEN SIN SPOILERS: Los últimos Jedi tiene un terrible problema de ritmo y cohesión, la mitad de los sucesos son irrelevantes y predomina un constante déjà vu de situaciones calcadas a la trilogía original.
Para los que ya la hayan visto o estén dispuestos a destriparse la película, voy a repasar los momentos más absurdos y vergonzosos con un río de mala sangre, una oda al odio, un desfile de disparates...
Disfruten de mi agonía.
La película empieza con la decimocuarta iteración de la más básica estrategia de la saga: cosa grande que hace pium pium no puede con cosa pequeña que hace pium pium. Da igual que ya se hayan cargado tres Estrellas de la Muerte (episodios IV, VI y VII) con esta idea, seguro que ni el Imperio ha podido preparar sus destructores contra los mosquitos ni el público está cansado de ello siempre que haya explosiones generosas. Explosiones, porque utilizan bombarderos, los rebeldes utilizan bombarderos de abrir compuertas y soltar bombas, que caen, para abajo, en el espacio, sin gravedad. Ah, y la nave rebelde se cuela en el escuadrón imperial fingiendo que hay poca cobertura con el móvil y no les oye, y es que claro, todos sabemos que esos señores que vuelan planetas por las risas en el fondo son unos buenazos y esperarán sin desintegrarte ni nada a que la antena te pille bien la red, aunque les estés tomando el pelo de la forma más obvia posible; suerte que el general (que luego sabremos que es un zumbado de la vida) es comprensivo ante las invasiones de espacio aéreo bélico y disfruta que le gasten bromas telefónicas a altas horas de la madrugada.
Llevamos quince minutos de película, ojo al nivel que esto promete.
Los rebeldes son, por fin, derrotados y emprenden una huida. Pero, antes de meterle gas, BOOM SHAKALAKA revientan el puente de mando de Leia y sale disparada al espacio sin un rasguño, porque un torpedo espacial puede con una estructura de nanomateriales pero no con esa toga que se gasta. "Bueno, mira, le quieren dar una muerte bonita" piensas, "vamos a concederle este homenaje a la actriz" te dices, y entonces ABRA KADABER LEIA SE PONE EN MODO MARY POPPINS Y VUELA DE VUELTA A LA NAVE, OLE TUS OVARIOS PRINCESA ENSAIMADAS.
Minuto de silencio para los pobres líderes del Imperio, incapaces de sobreponerse a una rebelión que cuenta con tres naves, tres, TRES: una nave médica, una nave de apoyo y una nave principal; súmale entre dos y cuatro Ala-X y ya. Nunca se había dicho hasta qué punto la rebelión tenía o no potencia militar, pero resulta que les llegó para unos cuantos bombarderos que se cargan en los primeros minutos y poco más, un equipo más digno de una pachanga entre cervezas que de poner en jaque a una fuerza militar con dominio a nivel galáctico, estaciones espaciales de tamaño planetario y un masivo ejército multidisciplinario. Ríase usted de la escala de poderes en Dragon Ball.
Volvamos a la nave rebelde, ahora con un plan para ir a Las Vegas. El señor Temerario, también conocido como El Degradado Por Causar La Muerte Y Destrucción Del Sesenta Por Ciento De La Flota Rebelde, decide que, una vez más, debe hacer de las suyas para volver a salvar a sus amigotes, algo que nunca ha logrado. Una viuda de la batalla de hace media hora y el anteriormente conocido como Limpiarretretes Imperial se van a buscar un hacker que les permita entrar en la nave del
Así que nos vamos a Mónaco (sí, mejor Mónaco que Las Vegas), vemos veinte minutos de CGI, personaje salido de ninguna parte salva el día, otros veinte minutos de CGI, personaje que salva el día vuelve para salvar otra vez el día y para casa. ¿Por qué ese personaje sabe tantas cosas sobre el plan que se llevan los demás entre manos? Da igual, nunca lo sabremos, solo aparece en dos escenas más y tiene una frase en cada una. Por lo menos tiene una buena actuación, quizás la mejor del reparto.
Y siguiendo con los malos, hablemos de Kylo Ren, el malo maloso más ocupado en lloriquear que en ser malo maloso. Para que un malvado imponga necesita un diseño temible y/o una personalidad y elocuencia que impongan respeto y miedo a partes iguales. Luego está Kylo Ren y sus problemas de hormonas adolescentes, y eso que se controla respecto al Episodio VII. Pero oye, que esto se ambienta en una galaxia muy, muy lejana y seguramente ahí estas cosas pongan cachondos a los tíos, porque nadie se cuestiona nada cuando el
[Insertar aquí párrafo sobre que el súbdito traicionando al
Y el
Y el final, ay el final. ¿Recordáis el principio de El Imperio Contraataca? Pues resulta que también sirve de cierre, tal cual; añade un poco de telepatía de noveno dan y listo para servir. Toda esta última media hora está hecha para que la mente del nostálgico se emborrone al ver AT-ATs sobre nieve contra una trinchera rebelde y un Luke Skywalker en modo holograma.
¿Nostalgia? Comentemos la idea clave de la película: romper con el pasado (let the sky faaall). Se nos repite que hay que romper con el pasado, que los tiempos y los héroes deben cambiar, pero constantemente se nos escupen a la cara perversas versiones de acontecimientos pasados que fingen ser algo nuevo, los guiños gratuitos a la trilogía original están a la orden del día y, sin embargo, erre que erre con que deben dejar morir el pasado. Ojalá se hubieran aplicado el cuento, por lo menos no tendría la sensación de que la mayor parte del film son recortes de sus antecesores pegados en otro orden.
Y que les zurzan a los críticos que achacan estas quejas a un grupo de fanáticos lloricas estancados en los setenta. He leído reseñas justificando el enfado de parte del público por razones tan absurdas como ser incapaces de aceptar personajes femeninos fuertes (Star Wars los necesitaba y ya lo hicieron con el episodio VII), que los guionistas no siguieran las teorías conspiratorias que rulaban por la red o que todos los que protestan son incapaces de aceptar una película que se aleje lo más mínimo de la trilogía original. No, amigos, ni por asomo; el problema gordo es que esta película no tiene solidez entre escenas y situaciones, todo lo que pasa parece inconexo con el resto y el desarrollo de personajes es nulo por más que se intente fingir que es la clave del argumento.
Me da igual el supuesto y sobrevalorado "canon" de Star Wars, pero odio que me tomen por tonto, odio que intenten comprar mi aceptación como espectador con cuatro láseres y tenga la desfachatez de hablarme de madurez y profundidad espiritual en una historia que se ríe de cualquier idea mínimamente coherente. La trilogía de las precuelas, La Amenaza Fantasma incluida, por lo menos intentaron hacer algo diferente a las tres originales. Esas infames películas que dieron vida a Jar Jar Binks ya no parecen tan malas al lado de Los Últimos Jedi, y decir esto es decir mucho.
Que el odio os acompañe.
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