martes, 23 de mayo de 2017

Porno Narrativo: Watchmen


Porno Narrativo es una serie de artículos que analizarán algunas de las vacas sagradas del cómic desde el punto de vista de su narración visual. Todos ellos contendrán spoilers de las obras tratadas.


Watchmen es una obra de arte. Probablemente la primera obra de arte indiscutible del cómic. Del mismo modo que un desarrollador no puede hacer un videojuego sin estudiar antes la obra de Miyamoto cualquier interesado en la narración secuencial debe coger Watchmen y aprender todo lo que pueda de ella.


Publicado en 1986 por DC Comics y creado por Alan Moore y Dave Gibbons, ambos autores buscaban lograr dos cosas con su creación: explorar cómo serían los superhéroes si los trajésemos a la realidad y  experimentar, obligando al medio a dar un paso más allá en relación a cómo se cuentan las historias. Desafortunadamente, la mayoría de los autores se quedaron en lo superficial, dando esto inicio a una época donde lo único importante era lo oscuro y violento que fuera tu cómic, obviando por completo los avances narrativos de ambas obras, especialmente los de esta.

Watchmen pivota sobre una plantilla de 3x3 que solo se rompe en momentos realmente importantes, e incluso entonces no utiliza las Splash Page. Donde otros autores habrían llenado páginas enteras con imágenes grandilocuentes (ese desplegable de 8 páginas de Ultimates 2, por ejemplo) Moore y Gibbons logran un efecto el triple de potente con tan solo juntar 6 de esas viñetas en una más grande. La primera aparición de Rorchach no es impactante porque "mole", sino porque tras 5 páginas con apenas rupturas pasamos la hoja y nos encontramos...


La primera aparición del Doctor Manhattan funciona del mismo modo. El motivo de que nos transmita semejante sensación de grandiosidad es porque tras una página tan lenta y rígida como la infiltración de Rorschach en la base miliar...




...nos encontramos con una criatura inmensa que ocupa toda la verticalidad del cómic. 

Asimismo, casi todas las transiciones de Watchmen están enlazadas. Mirad por ejemplo las 6 primeras páginas del capítulo 11. Desde el exterior de las instalaciones de la Antártida de la portada acabamos entrando en el estudio de Ozymandias mediante una de sus ventanas, pasando a continuación al Búho y Rorschach mediante el monitor y por último volvemos a Veidt por la cámara con la que les espía. Seis páginas excelentemente conectadas mediante transiciones perfectas, y todo (TODO) Watchmen está lleno de estas.








Por poner un ejemplo algo más sutil, cuando Laurie y Dan se acuestan en la piscina de Ozymandias, por ejemplo, la viñeta que les sucede es la cara de Rorschach en el exterior, pero la silueta que forma su máscara remite a la figura de los amantes de la página anterior.



He comentado en el pasado que Berserk y Habibi son ejercicios de onanismo pictórico por parte de sus autores, pero si alguna obra se merece esa denominación es sin lugar a dudas Watchmen. Desde el mismo momento que ponías la mirada en la grapa en el quiosco ya habías empezado a leerlo, pues las portadas son siempre la primera viñeta del episodio y el leitmotiv del mismo, y son recursos como el cambio paralelo de encuadre entre ambos interlocutores durante una conversación telefónica (revisad las dos primeras páginas del capítulo 8) otra prueba más de que en Watchmen todo está distribuido con una atención al detalle enfermiza. No solo es que puedas adivinar las intenciones de Veidt si te fijas en los pequeños detalles, sino que casi siempre existe una narración principal y otra en el fondo de las imágenes.

Y todo esto sin entrar a analizar en profundidad los paralelismos entre la historia de piratas y Veidt o capítulos como El relojero o Aterradora simetría (simétrico no solo en viñetas sino también en temática, localizaciones y planteamiento), ambos tan impactantes que podrían tener su propio texto para ellos solos. O de los textos de cierre de cada capítulo, siempre en posesión de algún personaje en algún momento del mismo y cuyo objetivo es aumentar nuestro conocimiento del mundo y de los protagonistas sin recurrir en ningún momento a los cuadros de pensamiento.

Varias veces he dejado caer que, si bien me gusta, Watchmen no está entre mis cómics favoritos. Sin salir de la bibliografía del propio Moore disfruto muchísimo más Miracleman, Top Ten e incluso La cosa del pantano. Pese a ello, Watchmen es, objetivamente, el mejor cómic que ha hecho en su carrera, siendo este texto una pequeña gota en el océano de párrafos que se han escrito sobre él. Sus temas, la deconstrucción del género, su narrativa, los personajes... Todo ello se puede analizar al milímetro, si bien esa tarea es tan inabarcable que ni me molestaré en intentarlo. Solo espero con esto que hayáis descubierto algo nuevo del que probablemente sea el cómic más influyente de la historia.

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