He tardado porque soy un vago, pero por fin he leído Kick-Ass. No sabía nada del cómic ni había visto la película, así que yo esperaba una... comedia. En serio, por alguna razón tenía la idea preconcebida de que Kick-Ass era una especie de parodia grotesca y delirante sobre los superhéroes. Seguramente todos os estéis riendo de mí ahora mismo.
¿De qué va Kick-Ass? De un chaval poquita cosa que ha crecido con demasiados tebeos en sus estanterías, así que le acaba picando el gusanillo de salir a pegarse con carteristas vistiendo un pijama de colores chillones. No, no era la comedia que esperaba, sino una ventana al mundo contemporáneo con personas disfrazadas haciendo locuras sin poderes ni patochadas. Tampoco pensemos ahora que es algo filosófico, de gran profundidad o denso siquiera, pero creo que el esperarme algo cachondo e insustancial me hizo fijarme más en cada detalle alejado de mi imagen prefijada.
Toda la historia gira entorno a lo ridículo que resulta pensar en héroes con capa en el mundo real. Prácticamente toda actuación de un enmascarado acaba mal, todos demuestran una falta de juicio apabullante y, por más que el protagonista se repita que ha iniciado un movimiento maravilloso, nunca vemos una sola consecuencia positiva del mismo a excepción de los casos más irreales y rematadamente exagerados posibles. Vamos, que todo gira entorno a unos obsesos de los cómics, a gente con desequilibrios emocionales o crisis de identidad y a demás potenciales pacientes de manicomio que no se lo piensan dos veces antes de tirarse al vacío y terminar tetrapléjicos. Y me encanta, sencillamente me encanta.
Kick-Ass no tiene pretenciosidad alguna, es solo una historia sobre unos colgados que se creen demasiados sus propias mentiras y fantasías, un grupo de niños ensuciándose la ropa de mala manera, y me encanta. No es un Watchmen, donde se deconstruye el género entero; no es Astro City, donde se da un nuevo enfoque al superhéroe arquetípico; es solo una lectura para pasarlo bien a costa de los delirios de grandeza y las fantasías de unos pobres diablos, y cumple divinamente este papel. Sí, Millar busca una cierta crítica social con el cómic y demás, pero no creo que lo logre; sin embargo, es un buen espectáculo con suficiente sustancia como para destacar y no ser solo "un cómic de hostias más".
Igual viene ahora un entendido de los cómics y me maldice por alguna estupidez que haya dicho, quien sabe... Sin embargo, como lector con aún muchos pesos pesados por devorar, mi visión de Kick-Ass es la de una historia que destaca por sus momentos más bastos y un espíritu casi soez con el héroe clásico, pero siempre como un producto de entretenimiento puro y duro. Y Hit-Girl es adorable.
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