viernes, 21 de diciembre de 2018

She-Ra VS el feminismo empresarial de fachada


Aladín. Yea. ¿Habéis visto las imágenes que salieron esta semana del remake de la querida y fenomenal película del 92? Yup, yo también. Tengo muchas cosas que decir al respecto: cambios de enfoque, estética, dirección, justificabilidad del proyecto, problemas inherentes de transformar una película que se vendía en la magia y transformarla en “realista”, Jafar está más sexy y buenorro que el propio Aladín, quieren transformar el genio en Kazaam, preocupación sobre la interferencia de Disney en el trabajo de mi amigo Guy Ritchie (es broma, no es mi amigo… ¡pero eso puede cambiar! Ritchie, te invito a algo tío, que soy super fan tuyo)… Muchas cosas que comentar, muchas cosas que escribir, pero voy a tener la cordialidad de dejar que se estrene. Quién sabe, es Ritchie, tal vez salve este proyecto y sea algo mejor que el resto de decepcionantes remakes modernos de Disney.

(Sí, he empezado hablando de Aladín, ¿qué pasa?)

Pero bueno, mientras mucha gente se ha quedado sólo con las imágenes desafortunadamente escogidas para su presentación, yo me he centrado más en leer el artículo de Entertainmente Weekly que lo acompañaban, y una de las cosas que me encontré fue una porción del artículo hablando de cómo querían hacer Agrabah un sitio más inclusivo y que representara mejor el pueblo arábico y cómo Jasmín será más feminista y una líder fuerte... y entonces me di cuenta de una cosa: no estoy alegrado al respecto, no hay una vocecilla dentro de mí que diga algo en las líneas de “¡Yea bitch! ¡Eres la puta monarquía! ¡Enséñales qué tienes! ¡Derrumba las preconcepciones del patriacardo!”. Y no hago hipérboles, creo que es muy importante que la industria del entretenimiento de hoy cree modelos para enseñar a los críos de ahora un tipo de dinámicas de personajes más acordes con lo que queremos conseguir como sociedad.

Esa falta de encanto por la idea de Jasmín tiene varios factores: en primer lugar, no estoy muy apasionado por el proyecto en sí precisamente, en segundo lugar otros remakes de Disney han apuntado a ser más feministas pero han fallado a la hora de crear buenos personajes en sí o cómo están incorporados en la historia (véase el ensayo de Lindsay Ellis sobre La Bella y la Bestia),y en último lugar porque… es Disneyla multinacional con más dinero en la industria del entretenimiento actual, y ha sido probado en tiempos recientes, una y otra vez, que ya no piensan en el entretenimiento con la misma filosofía que Walt Disney en aquél entonces, sino que ponen feminismo en sus productos porque… sí, es una necesidad hoy en día, pero para ellos no es una labor o una motivación, sino que es más cuestión de marcar la casilla de “cosas que tener en tu superblockbuster” en la lista que deben tener los ejecutivos al mando.

Esta situación no es exclusiva de Disney, y pasa en varios lugares de la industria, y cuando una gran compañía habla de cómo X personaje es más feminista o parecidos, yo siempre intento cruzar los dedos para que sea así, y cuando es el hecho… ¡genial! Pero cuando la película falla en ello, el personaje no tiene la suficiente relevancia en la película, se queda mucho en la superficie, o el personaje es perfilado de forma de que sea fuerte en X momentos pero luego realiza acciones incongruentes con su perfil supuestamente feminista porque sí… ¿para qué se han molestado en restregarnos tanto que es un proyecto feminista? Algunas veces es debido a cosas que están fuera del alcance de los creadores, del plan “queríamos desarrollar más este personaje pero en postedición se cortó casi todo su arco”, y eso pasa, pero en producciones grandes donde el proceso creativo está muy descentralizas muchas veces los ejecutivos apuntan al mínimo posible para simplemente ponerse medallas a la hora de publicitar una película (y a veces ocultar sus carencias), realizan veintemil modificaciones en el guión diluyendo la intención original, o directamente encargan el guión a un escritor que no sabe escribir personajes femeninos.


Esto ha creado una situación de apatía con varios sectores feministas, porque… yea, el feminismo es algo que necesita estar ahí, y se agradece que al menos se reconozca a nivel empresarial que es algo importante, pero si la ejecución final muchas veces está desconectada con hacer un buen personaje feminista, simplemente está ahí por estar ahí porque hemos de apelar a las chicas jóvenes o similares, pues entonces es como si no hiciéramos nada. Siempre es amargo encontrarse ejecutivos que no entienden elementos sociales, tendencias en el mundo del entretenimiento, géneros u otros conceptos e ideas a la hora de hacer una obra, pero usar de esta forma a un movimiento tan importante en la evolución social contemporánea que justo ahora está floreciendo de verdad es un tanto cutre moralmente hablando. Si vais a llenaros las bocas y los egos diciendo que vuestros personajes son feministas, ¡no hagáis el trabajo mal hecho! ¡Id hasta el final! Que no todas las cosas en la existencia tienen que ser un ejemplo de manual de una representación femenina bien hecha, pero si intentáis hacer ruido al respecto, al menos que el resultado final esté a la altura de esas pretensiones. 


Me da la sensación que muchos mandamases de estas compañías entienden que feminismo son cuatro atributos genéricos que puedas poner en un personaje, representados por un par de lineas de dialogo y dos momentos concretos en toda la película. Esto no es como funciona, ni para crear un lead feminista ni un personaje en general. Obviamente esta gente no tienen el monopolio en la industria del entretenimiento, pero en el sector mainstream, el importante, el que llega a las masas y el público en general, lo cierto es que lo tienen agarrado con guante. De vez en cuanto sacan algo que pasan los estándares feministas y en estos últimos años la cosa ha mejorado un poco en tema leads femeninas bien hechas… pero es una minucia en comparación con el volumen que se produce.


(Recordatorio que a pesar de no ser la película del siglo, Atomic Blonde es John Wick en mujer y con incluso más estilo y actitud, y mola mucho)

Dicho esto, que cada vez uno puede encontrar más y más presencia de obras inclusivas feministas no tan sólo en el mundo de las películas indies, sino también en el mundo de los libros, cómics, ilustraciones y videojuegos (tanto a nivel internacional como aquí en España), demostrando que existe muchísimos autores con intención de no tan solo llevar buenos personajes femeninos al público, sino también personajes y leads LGTB+. Tal presencia de artistas, y cómo estos influyen a otros, da la esperanza de que es cuestión de tiempo que algunos de ellos pasen al territorio mainstream y hagan alguna obra que se haga oír no tan sólo en lares feministas, sino también fuera de estos.

Bueno... pues está ocurriendo.



She-Ra and The Princessess of Power. Vi esta serie hace unas semanas y no llegué a hacerle una entrada porque no sabía cómo enfocarla, pero pensar en empresas multinacionales sin alma y cómo hacen el feminismo mal, me ha dado el puente perfecto para hablar de She-Ra, porque DreamWorks y el equipo de Noelle Stevenson y sus compañeras han hecho todo lo contrario: una obra feminista inclusiva hecha desde el alma para todos los públicos y que clava la oja de ruta que el entretenimiento tiene que seguir en tiempos modernos.

Esta serie entró en infamia para mucha gente al enseñarse sus modelos y “ugggh, no son como los originales”. Respondería a esas críticas más detalladamente y cómo la She-Ra original es un producto de su tiempo y sus diseños eran homogéneos para vender muñecas Barbie-like con el mismo modelo y proporciones… pero que le den, hablemos de la serie en sí. Te puede gustar más o menos el estilo de dibujo, pero dejadme decir que las ideas tras los nuevos diseños molan,


She-Ra/Adora fue concebida como una guerrera, no como una modelo de pasarela, y aquí han hecho un buen trabajo a la hora de retratarla como una soldado. 


Glimmer, probablemente la figura más importante de la Rebelión en esta primera temporada, es una chica con un poco de carnes. No es gorda, pero enseña que este tipo de constituciones físicas son perfectamente normales incluso para chicas y que se puede ser líder de una resistencia y entrar en combate con ello. Y Bow…


Bow es gay y negro, y está fabuloso.

Luego las otras princesas y personajes tienen otros tipos de cuerpo y diferentes razas. Soy especialmente fan de Scorpia, uno de los personajes de la Horda, ¡en esta versión está grande y mazada! Probablemente el personaje más fuerte físicamente de toda la temporada por detrás de She-Ra.


Pero la inclusividad no se queda en la apariencia, y es que la serie tiene un buen número de personajes LGTB+, tanto de forma implícita como de forma más tangible, de hecho… Adora, la misma protagonsita, es retratada teniendo una relación platónica con Catra, la antagonista de la serie. Bow también es gay (o bi, la serie no entra en detalles), Sea Hawk es pansexual, apareció al final una pareja lésbica que tendrá un mayor papel en la segunda temporada… ¿Y sabéis qué? Nada se siente metido con calzador o está fuera de lugar, se siente como una serie de aventuras de toda la vida a pesar de ser queer hasta la médula, y si She-Ra sigue incorporando más colectivos en futuras temporadas será algo hermoso de ver.

Luego hay pequeños detalles aquí y ahí por toda la serie, por ejemplo que en un par de ocasiones se alude al concepto de espacio personal de forma casual, o que en el primer episodio en un momento de frustración Glimmer deja tiradas su ropa en el suelo y luego es Bow el que las recoge y se preocupa de ponerlos en su cajón cuando en situaciones patriarcales suele ser lo contrario, la mujer recoge las cosas del hombre… Si volviera a ver la serie estoy seguro que podría hacer una lista larga de estas cosas, pero no nos alarguemos con ello y pasemos a hablar de lo importante: la trama.



Sobre la superficie, She-Ra es una serie de aventuras estándar: tienes tus malos, tienes tus buenos, “hemos de unir fuerzas con nuestras aliadas y amigas para salvar el mundo”… typical stuff. Pero poco a poco la serie se vuelve una historia de desencuentro entre Catra y Adora muy bien ejecutada que nos hace empatizar con la antagonista principal y sus crecientes motivaciones. Se vuelve un drama muy creíble y gracias a ello Catra la considero ser el personaje más complejo e interesante de todo She-Ra, una genial contraparte a Adora y que refleja dos partes del conflicto muy bien logradas… y ello conlleva una visión más profunda a su compleja relación. Y la serie también lleva a tratar temas de valores de la amistad, manipulación, por qué los celos son tóxicos… obviamente esta es una serie dirigida también a niños, y por ello no llega a un punto digno de premio Pulitzer, y algunas veces peca un tanto de ser un poco tópica, pero… hostia, les da un enfoque que complementa la ideologia feminista de forma simple y universal. En una serie de niños. Eso está muy bien, y espero que con las siguientes temporadas se atrevan a ir más allá y toquen otros temas o profundicen en estos.

Y luego llegan los subtextos. Coger la clásica historia de la Horda contra la Unión de las Princesas… ¿es una alegoría de la lucha feminista contra el patriarcado? ¿Que Adora descubra que la sociedad que la ha criado le ha estado mintiendo y manipulando todo este tiempo es una representación fantástica de escapar de un entorno misógino/retrógrado? ¿Unir las diferentes Princesas contra un enemigo común es el equivalente a la formación de la comunidad LGTB+ para que estos colectivos sean más fuertes? Joder tío, ¡esto es genial! Los niños que vean esto no se darán ni cuenta, pero yo como adulto puedo decir que estas ideas son muy chulas. She-Ra es una serie que conforme más pienso en sus temáticas subyacentes y cómo muchas cosas son deliberadas, más me gusta y respeto. Hasta en estas pequeñas cosas la serie tiene algo que ofrecer, y eso es reflejo más que evidente de que la gente detrás QUERÍA hacer este proyecto.



She-Ra es una serie que apunta a enseñar morales, empatía e inclusividad desde el ángulo inclusivo feminista a los críos de hoy en día sin que lo noten y sin dejar de ser un show de aventuras como cualquier otro. No para en ningún momento a hacer discursos del papel de la mujer o de la inclusividad o nada de eso, pero esos elementos están ahí prominentemente puestos, y espero que en el futuro el mundo del entretenimiento haya avanzado lo suficiente como para que incluso los adultos ni se den cuenta de ello porque ya habremos aceptado que tener elementos así es lo normal, debería ser normal.

Dicho esto, si hay una razón por la que no había hecho un texto hasta ahora de She-Ra, es porque la primera temporada va muy a lo seguro. Excepto el arco final de Catra, creo que la estructura argumental es bastante estándar y no se aleja demasiado de tu típico dibujo animado de aventuras: tienes los primeros tres capítulos que establecen el conflicto y personajes, la parte del medio se convierte en una fórmula princess-of-the-week en la que en cada capítulo el grupo visita un reino diferente y su princesa mientras ocurren problemas de por en medio, y en el final de temporada todos los elementos se juntan para dar un climático final. Por una parte reconozco el mérito de intentar revisitar la fórmula ya establecida de este tipo de series infantiles y decir "Hey, vamos a reimaginarlo de una forma feminista sin tocar la dinámica argumental base para demostrar que se puede hacer este tipo de trato con todo tipo de géneros, aunque sea una serie apta para chicos y chicas muy jóvenes", pero por desgracia a la serie le falta un poco en tema dinamismo y ritmo, especialmente en la mitad donde los capítulos son autoconclusivos y apenas hacen avanzar la trama más allá de establecer personajes, por lo que a la hora de hacer un visionado de esta temporada no resulta todo lo memorable o intenso de ver, y no es hasta el final que las cosas se vuelven verdaderamente interesantes desde un punto de vista dramático.




También el diálogo se nota que está hecho para niños, en ocasiones el grupo principal suenan demasiado como una chupipandi y los momentos de humor no están mal pensados pero les falta algo de fuerza como para rematar cada situación comédica, aunque sí me reí en varias ocasiones. Y para acabar... la presentación de ciertas escenas no están a la altura de sus implicaciones dramáticas. En el tercer capítulo, el momento en el que Adora consigue controlar a She-Ra y repeler las fuerzas enemigas con sus poderes es una secuencia muy importante detrás de tres capítulos de build-up, y es el momento climático del primer arco de la serie, pero llega el momento, esperas una escena super motivadora... pero a la práctica es un momento un tanto normalucho visualmente hablando, lo cual es una oportunidad desperdiciada. Más adelante el grupo para repeler el enemigo acaban quemando su barco y estrellándolo contra el de la Horda, y es una idea genial, pero es una escena que viene y se va. Esta carencia se repite a lo largo de la serie en varios momentos, haciendo el visionado no tan gratificante de ver, y es una pena porque el potencial está ahí y puedo notarlo, pero no llega a florecer hasta el final de la serie. 


Muy probablemente estos defectos sean debidos al ser la primera temporada del equipo o por razones de tiempo y presupuesto, y es entendible, pero como crítico no puedo dejar de comentarlo, y es que de mejorar esta parte She-Ra podría haber sido genial como obra de entretenimiento, y tal vez una de las mejores series infantiles del año, pero por desgracia se queda a medias. Dicho esto, si DreamWorks da más recursos a Noelle Stevenson y su equipo... la segunda temporada puede ser un pepino en todos los aspectos. ¿Más representación? ¿Temas más profundos? ¿Situaciones épicas? ¿Más Catra? Si cogen todo lo que hay aquí y lo mejoran de la misma forma que Adventure Time o Steven Universe se volvieron brillantes en subsiguientes temporadas, tal vez tendremos aquí la mejor serie feminista para todos los públicos de 2019. No exagero, el potencial está ahí y es más que latente.



Pero de mientras, la primera temporada de She-Ra es una obra que merece ser recordada por ir a por todas en el tema feminismo y representación inclusiva en todos los ámbitos. Es muy raro encontrarse este tipo de producciones por un estudio de renombre como DreamWorks y que lo pongan en Netflix, y espero que no caiga en el olvido y sirva como precedente para que otras obras den el siguiente paso y se atrevan de la misma forma que She-Ra ha hecho.

Disney, Patriots del entretenimiento, así es cómo se hace. Tomad nota. 

Más os vale que Aladín no sea mala.



-Chato Maltés

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