Ayer, más o menos sobre esta misma hora, grabé junto a Albert y a Lunarevelen un pequeño podcast sobre Assassin`s Creed 2. Al final este texto se perdió en borradores y lo que debía ser un anexo al podcast que se publicara un par de días antes/después del audio acabó subiéndose cuando el podcast lleva ya casi 3 meses en ivoox. Soy la hostia, lo sé. Dejando mi timing de lado, hay un tema sobre el que me gustaría extenderme un poco más, pues a pesar del tiempo que le dedicamos el debate quedó estancado sin que ninguno diera su brazo a torcer. Hablo, cómo no, de la calidad de la ambientación del juego. Por un lado tanto Anti como Luna afirmaban que la recreación de la Italia renacentista es un lugar lleno de vida donde daba gusto perderse y sentirse uno más entre el gentío; por otro, aseguré una y otra vez que no lo veía más que como un mero escenario y que no lograba meterme en su mundo como con Bioshock u Oblivion. Sin embargo, al rato de cerrar la grabación me di cuenta de por qué no dejo de ver las ciudades de Assassin's Creed como meros cuadrados con texturas sobre los que escalar: porque los NPC importan.
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miércoles, 25 de marzo de 2015
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