Si hace una semana una compañía hubiera dado 20 millones de euros y me enconmendara la tarea de contratar a quién yo considerase que haría el mejor juego con ese dinero habría llamado sin lugar a dudas a Hideki Kamiya, creador de Bayonetta, Devil May Cry y demás juegos que marcaron a su manera un antes y después en sus respectivos géneros. Y ojo, he dicho "llamado" y no "contratado" porque le habría dado el dinero directamente y ale, que hiciese lo que le saliera del nardo y crease el juego que a él le apeteciera hacer, porque anda que no tiene talento el cabrón.
O eso habría hecho, porque tras 4 horitas de The Wonderful 101 le habría dado el dinero pero controlando al milímetro lo que hace, no vaya a ser que se le vuelva a ir la olla y monte otro pifoscio como el que supone este juego.