Las apariencias engañan. Seguro que, tras ver la imagen superior, a ninguno de vosotros se os ha ocurrido pensar que el cómic que pretendo reseñar hoy ha ganado más de 40 premios por todo el globo desde que comenzó su publicación en 1991 de la mano de Jeff Smith... en más de un sentido. Jeff, además de autor del cómic que hoy tiene su minuto de gloria en el blog, formó en su día su propia editorial (Cartoon Books) para publicar Bone. De este modo, a lo largo de 14 años salieron a la venta los 55 capítulos que componen esta serie, la cual no hace demasiados años que llegó a España y que, gracias a su gran éxito de crítica y público, es bastante sencillo encontrar en cualquier biblioteca que se precie ya sea su edición en blanco y negro o a color.
La historia nos presenta a tres bones, unos personajillos blancos con un ligero parentesco con Casper que al inicio del cómic se encuentran huyendo de su pueblo (Boneville) a causa de los actos del mayor de los tres, Phoney Bone. A la vista del linchamiento que le espera a su primo, Fone Bone y Smiley Bone deciden sacarlo de su lugar de origen y se dirigen a través del desierto en busca de un lugar donde vivir mientras se les pasa el cabreo a los del pueblo.
¿El problema? Que a medio camino se pierden y no son capaces de encontrar el camino de regreso. Tras varios días de viaje entre las arenas, una extraña acumulación de langostas les separa, haciendo que cada uno acabe en un punto diferente del valle donde vivirán la mayor aventura de sus vidas.
Personalmente me quedo con la edición a color. Me parece mucho más bella que la de blanco y negro, la verdad.
El protagonista de la serie es Fone Bone, el bone sin ropa que aparece en la cabecera de esta entrada, el cual comienza su periplo por el valle en busca de sus primos y de un camino de regreso a Boneville para terminar inmiscuyéndose en los planes de las mostrorratas, unas criaturas temibles capaces de devorar cuanto animal se cruce en su camino... siempre que este no posea más de tres neuronas, pues listas lo que se dice listas no son.
Como podréis deducir de lo anterior, Bone se basa sobre todo en el humor durante sus primeros capítulos, pues la trama real no empieza a desarrollarse con toda su fuerza hasta el tercer tomo de los nueve que la componen en total, momento a partir del cual esta va apartando paulatinamente la hilaridad inicial y comienza a compaginarla con tramos cada vez más largos de seriedad.
Pese a que normalmente se mantiene un buen equilibrio entre ambas, hay momentos donde, simple y llanamente, el autor no lleva bien el ritmo. Veréis, los primeros dos tomos son casi todo humor y a partir del tercero la cosa mejora, consiguiendo en el cuarto tomo que nos quede un muy buen sabor de boca al ver como todo empieza a moverse... pero en el tomo cinco se ralentiza demasiado el ritmo. Pasamos de ver como del rápido avance de la trama que tanto tiempo llevábamos esperando a unos capítulo que, por momentos, parecen simple y llanamente relleno. Que si ahora te capturo, ahora escapo, ahora te vuelvo a capturar, ahora te vuelvo a escapar... podríamos decir que el quinto es el tomo del pilla pilla.
Es entonces cuando llegamos al tomo seis y, para alivio nuestro, la cosa recupera el ritmo "pre-quinto"; el siete nos dejará anonadados pensando como una serie tan infantil a priori se ha vuelto lo que es entonces... y de nuevo el tomo ocho pincha. Ojo, no es un bajón tan grande como el del tomo cinco pero aún así no le sienta bien una parada tan brusca tan cerca del final, pues pasamos del que podría ser el culmen narrativo de la misma a un tomo cuya lentitud asombra. Soy consciente que era necesario, pues tenía que mostrarnos la situación actual del valle y cómo podía avanzar la trama llegado a ese punto, pero me parece todo demasiado lento. Quizás esté siendo algo injusto, pues es muy difícil mantener constantemente el ritmo en una obra larga, pero si nos fijamos en que sacó 55 capítulos en casi 14 años nos damos cuenta que tuvo una media de tres meses para cada capítulo de 20 páginas, así que a la vista de las obras de Urasawa o de Eichiro Oda, que teniendo una semana para cada capítulo consiguen obras muchísimo más largas y con un ritmo mucho mejor... no sé a vosotros, pero para mí era tiempo de sobra para planificar mejor el ritmo de la narración en ese punto de la misma.
Me encanta el diseño de Thorn a lo largo del cómic pero sobre todo a partir de este punto, pues deja de mostrárnosla como la niña que era y pasa a adaptar su diseño a lo que requiere la trama.
Críticas a parte, Bone es una serie que se lee muy rápido (dos días me ha durado en esta segunda lectura) y que posee unos personajes que tardaremos en olvidar, pues los buenos ratos pasados gracias a la avaricia de Phoney, las sorpresas de Thorn y su abuela, las ocurrencias de Smiley o, para qué negarlo, las estupideces de las mostrorratas, nos brindarán más de una y dos sonrisas a lo largo de su lectura.
Tras el éxito de la serie original, Jeff publicó dos tomos extra con los que ampliaría todavía más el mundo de Bone: Rose y Estúpidas, estúpidas mostrorratas. Es muy conveniente esperar a haber terminado la serie original antes de empezar estos tomos extra, pues contienen spoilers de la trama original (sobre todo Rose) y además poseen varios guiños que solo comprenderemos de ese modo. Aún así, su carácter de precuelas permiten comprender lo que sucede en ellos sin habernos leído los otros 9 tomos (lo comento por si alguien tiene curiosidad por uno en concreto pero le da pereza leerse los otros integrantes de la colección Bone). Eso sí, antes de que nadie se haga ilusiones aviso que ninguno de los dos son "lecturas imprescindibles" como podría ser la OVA de Bardock en el universo Dragon Ball. Están ahí para enriquecer un poco más el "mundo Bone" y punto, no os esperéis la panacea.
Rose: tiene un corte mucho más adulto que la serie original, pues nos presenta la juventud de la abuela Ben y de cierto personaje clave en la trama principal. Como os imaginaréis los que habéis leído el original, Rose cubre algunas lagunas sobre el pasado de la abuela, como su relación con Lucius o su primer encuentro con la Langosta. Está entretenido y posee un dibujo que se aleja bastante del original, con trazos más angulosos que el de Bone. Como curiosidad, no aparece un solo bone en todo el tomo.
Estúpidas, estúpidas mostrorratas: es aquí donde Jeff abandona la seriedad de los últimos tomos de Bone y de Rose para volver al humor del principio de la serie, lo cual logra presentándonos a un personaje tan impulsivo como Phoney, tan alocado como Smiley y tan poderoso como la abuela Ben: Big Jonhson Bone, antepasado de los tres Bones protagonistas de la historia original y el que se supone fue el primer Bone en pisar el valle donde se sitúan el resto de historias. Así, este se podría considerar el "capítulo cero", pues nos muestra la primera vez que unos seres se enfrentan a las mostrorratas. El tomo en sí está bastante entretenido, emplea un dibujo tan o más caricaturesco que el de los primeros capítulos y nos mostrará un par de curiosidades sobre las mostrorratas... pero nada más. Además, la historia complementaria a la de Big Jonh ("Costillita") es, cuanto menos, predecible. Un jabalí hiperactivo puteando a dos mostrorratas. No digo que sea un coñazo de capítulo, pero poco o nada tiene que ver con el universo de Bone (si Jeff ni si quiera tiene participó en el guión ni el dibujo de ese capítulo...). Cualquiera diría que lo añadió porque le faltaban páginas para llegar al centenar que poseen de media los tomos de Bone. Vamos, que si podéis leerlo en la biblioteca bien, pero si tenéis que pagar por este... pensároslo bien.
En definitiva, Bone es una serie muy entretenida que realmente hará las delicias de adultos y niños, pero creo y muy seriamente que la crítica se ha empalmado un poco con ella. Por ejemplo, según Time, es "Tan dramático como El señor de los anillos pero mucho más divertido". Erm... perdona pero no. Es una obra buena, sí, pero ahí se han pasado, pues Bone no es dramático en casi ningún momento y además ya le gustaría alcanzar los niveles de calidad de la obra de Tolkien.
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