Mala. Muy pero que muy mala. Tan mala que hasta te ríes de ella. Pero no como Arañas asesinas, que te ríes de ella a carcajada limpia y viene tu vecina del edificio de enfrente a darte unas hostias para que dejes de reirte y pueda seguir viendo sálvame, no, sino como cuando estás en clase y ese niño "especial" que se sienta en primera fila comienza a bailar sobre su pupitre como un idiota y la carcajada inicial de la sorpresa se convierte en otra mucho más tensa y lamentable que acaba contigo apartando la mirada y preguntándote qué coño pintas delante de tal elemento.
Con esto no pretendo decir que esta película sea peor que Arañas asesinas; esa oda a la mierda pocas veces será igualada durante los siglos venideros; el problema de esta película es que intenta ser una adaptación fiel del videojuego Phoenix Wright: Ace Attorney... y lo consigue, pasando a la pantalla hasta el último chascarrillo estúpido del mismo. ¿Que donde está el problema? En lo absurdo y antinatural que resulta ver cosas como esta:
Siendo más directos todavía: el problema de esta película es que si no has jugado los juegos te quedarás con cara de subnormal en la mayor parte de la misma y si los has jugado te sentirás cuanto menos incómodo con lo que han hecho, pues aunque tienen ideas interesantes (el sistema de presentación de pruebas, por ejemplo) en general está muy mal llevado a cabo. Otra vez será.
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