sábado, 16 de febrero de 2013

Phoenix Wright: Ace Attorney


No sé si lo comenté alguna vez por aquí, pero soy fan de la saga Ace Attorney. Para el que no lo sepa, los juegos pertenecientes a esta franquicia nos ponen en la piel de algún abogado novato (la mayoría de las veces en la piel de Phoenix Wright) para resolver casos de asesinato a cada cual más rocambolesco. Es cierto que tiene varios errores (por ejemplo, saber qué ha pasado pero que el juego solo te permita combinar la prueba X con la declaración Y), pero en general dejan muy buen sabor de boca gracias a sus personajes y tramas. Así pues, cuando anunciaron una live action (película con actores reales) made in Japan comencé a tener miedo. ¿Qué podría salir de allí? Bien, tras el salto mi opinión tras verla enterita.

Mala. Muy pero que muy mala. Tan mala que hasta te ríes de ella. Pero no como Arañas asesinas, que te ríes de ella a carcajada limpia y viene tu vecina del edificio de enfrente a darte unas hostias para que dejes de reirte y pueda seguir viendo sálvame, no, sino como cuando estás en clase y ese niño "especial" que se sienta en primera fila comienza a bailar sobre su pupitre como un idiota y la carcajada inicial de la sorpresa se convierte en otra mucho más tensa y lamentable que acaba contigo apartando la mirada y preguntándote qué coño pintas delante de tal elemento.

Con esto no pretendo decir que esta película sea peor que Arañas asesinas; esa oda a la mierda pocas veces será igualada durante los siglos venideros; el problema de esta película es que intenta ser una adaptación fiel del videojuego Phoenix Wright: Ace Attorney... y lo consigue, pasando a la pantalla hasta el último chascarrillo estúpido del mismo. ¿Que donde está el problema? En lo absurdo y antinatural que resulta ver cosas como esta:




Algo como esto encajaría en un anime porque es una parodia de la realidad... pero cuando lo haces en un live action no queda nada bien. Aún así, si solo fuera esto lo malo no me quejaría, pero la película en si está llena de cosas muy forzadas (tema espiritismo salvador, prueba ganadora in extremis, Phoenix comportándose como un idiota cada dos por tres...) que, aunque también pasan en el original, no es lo mismo verlas de vez en cuando en un juego de 8 horas bien distribuídas e integradas en la trama a la vez que se desarrollan los personajes de una forma mucho más natural que en el film que tragárnoslo todo "porque sí" en la hora cuarenta que dura la película.

Siendo más directos todavía: el problema de esta película es que si no has jugado los juegos te quedarás con cara de subnormal en la mayor parte de la misma y si los has jugado te sentirás cuanto menos incómodo con lo que han hecho, pues aunque tienen ideas interesantes (el sistema de presentación de pruebas, por ejemplo) en general está muy mal llevado a cabo. Otra vez será.

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