Llego a una habitación con enemigos a través de una rejilla de ventilación. Antes de que ninguno de ellos se percate de mi presencia salto hasta un asidero y de ahí me descuelgo usando mi cuerda sobre la cabeza de uno de los guardias que hacen la ruta. Lo asesino sigilosamente y dejo su cadáver colgado a la vista de todos. En el momento en que uno de sus aliados encuentra mi obra de arte entra en un estado de paranoia y comienza a disparar a las sombras. Segundos antes de que esto suceda, uso un pequeño aparato que genera ruido para acercar al resto de guardias a la que calculo será la línea de fuego de nuestro aterrorizado amigo. Espero mientras el pobre diablo liquida a sus aliados creyendo que soy yo a quién está apuntando. Es entonces cuando por fin me dejo ver, pero apenas un segundo después ya lo he decapitado.