Cualquiera que me lleve leyendo una temporada ya lo sabe, pero tengo una cruzada contra Los juegos del hambre. Me parece un plagio puro y duro de Battle royale. Bien, un día, durante una de mis conversaciones literarias me dijeron que Battle royale era una mezcla de La larga marcha de Stephen king y El señor de las moscas de William Golding. Bien, como buen lector que soy me froté las manos al oir eso y me propuse leer ambas obras lo antes posible. La larga marcha me encantó. ¿Qué sucedió con Lord of the Flies? Que sigo preguntándome qué parecido tiene con Battle royale a excepción de sus últimas páginas y cómo se supone que un libro puede degenerar tan rápido al salvajismo puro y duro.
Pongámonos en situación. Un avión cargado de pasajeros se estrella en una isla desierta en medio de ninguna parte y los únicos supervivientes son los niños que en él volaban. Tras un par de paseos por la isla, Ralph y Piggy convocan al resto de niños y deciden crear una asamblea. Elegido el líder y sus prioridades (conseguir comida y tener 24/7 un fuego encendido en la montaña para que el humo avise a cualquier barco que pase de su presencia de cara a un rescate) comienza una vida que debería ser idílica pero pronto se nos mostrará cargada de problemas... de la mano de los mismos niños.