viernes, 27 de julio de 2012

Limbo


Si os soy sincero, no tengo ni puta idea de cómo abordar esta entrada (prueba de ello es que haya pasado casi un mes desde que lo completé y que sea ahora cuando estoy escribiendo estas líneas). Habitualmente, cuando redacto algo, pienso en lo que me ha transmitido y trato de plasmarlo con palabras. Por regla general eso es suficiente para mis artículos. En este caso no. Dado el terrible contraste de sensaciones que me ha brindado este título, soy incapaz de avanzar este texto por mucho que lo intento

Limbo. ¿Qué puedo decir de él que no hayan dicho ya los demás bloggers de internet? Podría hablar de sus apartado artístico. Podría hablar de su sonido. Quizás de mi interpretación de la historia. Pero creo que todo eso sería redundante; si hay algo que sólo yo puedo aportar sobre este juego es mis impresiones tras terminármelo. Y eso es lo que voy a intentar transmitiros. 


El mayor error de Limbo es su inicio: es demasiado bueno. No, no me he vuelto loco, todo esto tiene una explicación. Los primeros compases con nuestro joven personaje son simplemente inmejorables. Durante aproximadamente el primer tercio del juego (1 hora más o menos) disfrutaremos como nunca con el juego, pues pese a sus sencillísimas mecánicas nos transmite un montón de sensaciones: soledad, angustia, desolación, dudas, temor... lástima. 

Cada vez que fallamos un salto o caemos en alguna trampa, El Chico (así llamaré a partir de ahora al joven) sufrirá una muerte espantosa. Empalamiento, rotura de huesos, decapitación... el juego estará en blanco y negro, pero aún así no se corta en detalles. Además, el audio, que habitualmente pasa desapercibido, nos sorprende (al igual que muchos años atrás hizo el Heart of darkness) con unos sonidos terroríficamente realistas que nos sumergerán cada vez más en la piel de El Chico. 


Pero... al cabo de esta hora, poco a poco esta sensación de identificación comienza a desvanecerse, los puzles van perdiendo su chispa inicial y la atmosfera del juego comienza a empañarse. No consigo explicar las causas de esto; solo sé que mientras seguía jugando no paraba de añorar esos brillantes primeros compases que, excepto en un par de momentos puntuales donde realmente nos volvamos a sentir uno con El Chico, se ven sustituídos por la sensación de estar participando en un simple juego de puzles que, pese a tener un apartado artístico brutal, podría haber sido muchísimo mejor de lo que al final resultó ser.

Ojo, esto no quiere decir que no recomiende su compra. Limbo es un juego que todo el mundo debería jugar algún día en solitario, tranquilo y sin distracciones, pasárselo sin usar una guía y disfrutándolo durante su cortísima duración, pero no al precio al que se encuentra actualmente. Pagar 10€ por Limbo me parece simplemente excesivo. Como siempre digo, el jugador paciente juega a más por menos, así que atentos a mi consejo: haceos con él en las próximas ofertas de Steam. Si sois avispados podréis comprarlo por tan solo 2€ como hice yo en su momento.



NOTA FINAL: 6,5

No hay comentarios:

Publicar un comentario