lunes, 28 de abril de 2014

Que putas son las prisas


Últimamente me pasa algo con los videojuegos que sin embargo no sucede ni con los libros ni las series, y es que ya no disfruto tanto como debería de ellos. Al principio no entendía los motivos, pues los juegos me seguían gustando y los veía como algo igual de divertido que siempre, pero en un brote de lucidez me ha venido la inspiración: la culpa es de los padres, que las visten como... no, espera, no. La culpa es de las prisas. 

Vivo a 2 horas en tren de mi casa, lugar que solo visito 2 días a la semana y donde tengo todas mis consolas excepto mi cutre PC y las portátiles. PS3, 360, Wii, el super ordenador de mi hermano, las viejugas PS2 y GC... todas ellas están en casa de mis padres, así que únicamente puedo usarlas desde que llego el viernes a las 6 de la tarde hasta que me voy el domingo poco después de comer. A esto hay que restarle las minucias como dormir, ir al baño, estar con la familia, amigos, comer, estudiar si estoy de exámenes, recoger... Vamos, que los juegos de sobremesa voy a ritmo de unas 4-5 horas semanales si tengo mucho tiempo libre. Dado que en ocasiones me quedo en la universidad y no vuelvo a casa durante varias semanas, es comprensible que las pocas veces que estoy en casa intente ir a fuego con los juegos que estén en ese momento, pues a veces cuando recojo el mando ya no me acuerdo ni de los controles.

Y lo odio. Muchísimo. Detesto esa sensación de "Vale, este juego dura unas 10 horas en normal, si lo empiezo ahora viernes, juego esta noche, me salto las opcionales y tiro de guía cuando lleve más de 15 minutos atascado en una zona para no perder más tiempo podría tenerlo acabado antes de marchar el domingo". Es frustrante tener que ir con un petardo en el culo. Muchas veces Anti me ha vacilado en relación a que soy muy lento a la hora de terminarme los juegos, y esto sucede simple y llanamente porque voy a mi ritmo. Cuando jugué al Spec ops: The Line hubo momentos en los que me puse a ver el paisaje, con Bayonetta exploré hasta el último rincón del mapeado las chorricientas veces que me lo terminé y en Final Fantasy XIII... bueno, en FF XIII pasaba de largo todo porque me aburría como una ostra con él, pero se entiende el ejemplo.


Lost Odyssey. Iba por la mitad cuando empecé la universidad, me pasé tres semanas seguidas sin volver a casa y cuando quise retomarlo ya no recordaba nada. Algún día...

A esta situación habría que sumar cosas como el plus de PSN. Es un gran servicio, si, pero dada mi situación solo contraté un mes, pues en adelante no tendré tiempo para jugar a nada. ¿Sabéis lo que quiero hacer? Pegarle una rejugada entera a DMC en la dificultad que acabo de desbloquear al terminarlo. ¿Sabéis qué haré? Darle a Remember Me o Metro: Last Night, porque solo me quedan 2 (fines de) semana para disfrutar del plus y si no les doy ahora no podré hacerlo hasta que vuelva a pasar por caja.

¿Sabéis cual es el juego que más he disfrutado últimamente? Mark of the ninja. Esta pequeña indigencia de sigilo se puede completar en algo menos de 6 horas, y sin embargo yo llevo 10 y todavía estoy a la mitad. ¿La razón? Que me he dedicado a rejugar fases una y otra vez para sacar las mejores puntuaciones posibles, y esto es algo que solo tengo posibilidad de hacer al poder jugarlo siempre que me apetezca durante el tiempo que yo quiera. ¿Que hoy tengo ganas? Pues le doy una partida de dos horas. ¿Ayer me di un atracón? No pasa nada, lo dejo estar y ya jugaré de nuevo en un par de días.

Y ahora me gustaría poner un manifiesto del estilo "juro que en adelante las cosas cambiarán", pero mentiría como un cosaco. Han pasado dos meses desde que escribí el resto de la entrada hasta este párrafo y sigo exactamente igual. Es más, mientras escribo estas líneas es el martes de Semana Santa y ya me he organizado para intentar finalizar el God of War 3 que me dejó un amigo antes de pirarme el próximo domingo. Y si, me jode horrores y desearía poder llevarme las consolas conmigo, pero está claro que o me aguanto y sigo con este sistema de prisas VS dejar el juego a la mitad durante sabe Dios cuanto tiempo o me dedico a rejugar títulos infinitos para darle sin pensar en cuanto me queda para acabarlos.

Qué putas son las prisas.

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