martes, 26 de agosto de 2014

INFORME DIARIO DE UN ESPAÑOL A SU AMADA PATRIA DESDE CATALANDIA: Día 7


Día 6.


¿Qué hicimos el martes? Ah, sí, ya me acuerdo, historias en Girona (lo cual se pronuncia Jirona, con JJJJJ, como jilipollas o jerundio). La primera fue la historia de las moscas, según la cual estos bichos son el animal sagrado de la ciudad de marras. La leyenda cuenta que, tras 2 años con la ciudad sitiada, los franceses lograron invadir Girona y llegaron hasta la tumba de San nosequién, patrón de la ciudad (o algo así), y al abrirla un ejército de moscas les atacó hasta la muerte, liberando así del yugo franchute al pueblo catalaniense. De aquí yo tengo algunas preguntas:

-¿Cómo sobrevivían 2 billones de moscas en un ataúd sin comida ni luz para hacer la fotosíntesis?
-¿Cómo distinguían a los franceses de los catalanes que estaban infiltrados entre las líneas enemigas?
-¿Cómo pueden un montón de moscas matar a alguien?
-¿Solo a mi me parece una versión hardcore de la caja de Pandora solo que sin esperanza al final del túnel?

Mi versión de los hechos: un padre estaba hasta los mismísimos de que su hijo se quejara de que había muchas moscas, ergo se inventó esta historia para que dejara de protestar.

Ojo, esto no quiere decir que el pobre hombre apestaba, es que era como The Pain de MGS 3 pero con moscas en lugar de avispas.

También me contaron la historia de la Cocollona, el animal mítico cuya foto abre la entrada. Veréis, había una vez un convento con (ojo al dato) monjas, y al lado otro con (a que no lo adivináis) monjes, los cuales estaban conectados por túneles y allí hacían cochinadas que Dios nuestro Señor no mira con buenos ojos. Fue entonces cuando ella se quedó embarazada, él escurrió el bulto y, supongo que por la gloria de Satán o algo similar, tiraron a la monja al río para que se la comiera el único cocodrilo que había en todo Girona.

Pero claro, este es un final bastante tristón, así que Dios hizo acto de presencia y, como la monja era muy bueniña, le dio alas de mariposa al lagarto devorador y éste abandonó la ciudad catalana for evah. Una vez más, yo me hago algunas preguntas:

-¿Por qué Dios esperó a que se comieran a la monja para hacer nada? ¿Quería crear un Culocojón de esos a ver qué sucedía pero no se le ocurría ninguna excusa?
-¿Por qué le das alas al cocodrilo y el rango de nueva especie si acaba de matar a la monja? Es como si al matón de la clase le compras una bolsa de pipas como recompensa por quitarle el dinero a los frikis.
-¿En serio unas alas de mariposa podían levantar a la Cocojona? Misterios sin resolver.

Al final nos aburrimos de historias y fuimos a cenar mientras grabábamos un pseudopodcast cortito de FF XIII para luego jugar al poker con amigos de Anti. ¡Mañana vuelvo a Galicia!

Día 8.

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