El lobo solitario y su cachorro es, además de uno de los mangas más conocidos del mundo, jodidamente largo, pues se compone de nada más y nada menos que 28 tomazos de más de 300 páginas cada uno. Como lo único que había leído de ese mismo atuor era Lady Snowblood no quería ir directamente a por el peso pesado, pues en caso de no gustarme tendría tomos y tomos que me tentarían antes a abandonarlo que a seguir dándole oportunidades. Teniendo esto en mente, nada más ver que en la biblioteca tenían Asa, el ejecutor completa y que esta solo eran 10 tomos me dije "Eh, ¿por qué no?"
Al igual que en Snowblood, Asa nos narra diferentes situaciones de lo que sería la vida cotidiana de nuestro protagonista, un ejecutor de la época de los samurais. No esperéis una trama que avance a lo largo de la serie, antagonistas ni tampoco evolución de personajes; durante toda la obra solo se producen cambios en la forma de ser de dos personajes y es en el último tomo en el que sería el único secundario mínimamente recurrente; el resto del tiempo la cosa se resume en "Problema-Solución por parte de Asa" o "Historia del condenado a muerte - Ejecucción con tintes pseudopoéticos". Y por pretencioso y repetitivo que parezca la verdad es que funciona.
Snowblood cometía el error de lanzarnos una carnaza en forma de venganza y pasar de ella durante la mayor parte de su duración, pero Asa en ningún momento nos engaña, pues se trata de un cómic tan episódico que podríamos catalogarlo en el género "batallitas del abuelo", y lo hace de maravilla. Es cierto que en los últimos volúmenes el desplazamiento de Asa en favor de ciertos secundarios no terminó de convencerme y que considero que pierde frescura si se lee del tirón, pero en pequeñas dosis Asa, el ejecutor es una lectura tremendísimamente recomendable. Es más, si no fueran tantos tomos me plantería pillarme El lobo solitario ahora mismo y zampármelo en cuanto tenga un fin de semana libre.
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