lunes, 3 de febrero de 2014

Tsutomu Miyazaki (+16)


Recuperamos una sección que no recibía contenido desde que hablábamos de Albert Fish hará ya más de un año. Al igual que la otra vez, dada la brutalidad de los actos aquí descritos, no recomiendo su lectura para los más sensibles, pero me gustaría usar este caso real para haceros reflexionar sobre algo en concreto. Coged aire y seguir leyendo en caso de querer ver a donde intento llevaros...

¿A alguien le suenan las palabras "Guinea pig"? Sí, esa "conocidísima" línea de películas japonesa que ralla lo snuff a causa de la brutalidad con la que se muestran escenas de tortura y asesinato (llegando una de estas películas a ser investigadas por el FBI al creer que era un asesinato real). Decidme: ¿Qué pasaría si alguien se basase en esas películas para torturar de manera monstruosa a crías de 7 años por puro placer? Tal y como supondréis, sí, eso fue lo que hizo el de arriba presente. 

Sé que es una historia dura no apta para corazones sensibles, pero tengo un pensamiento desde hace años: el mejor método para combatir el futuro es conociendo el pasado. Por ende, de vez en cuando me gusta mostrar por aquí algunos de los mayores engendros que ha parido nuestra raza. Hoy, y sin más preámbulos, os mostraré quien fue Tsutomu Miyazaki, también conocido como "El asesino de la niña pequeña", "El asesino de Ninfetas", "El asesino otaku" o "Drácula".

Nuestra historia comienza con su nacimiento, el cual tuvo desastrosas consecuencias desde su comienzo. A causa de lo prematuro de este, Miyazaki nació no solo pesando únicamente dos kilos, sino además con las manos unidas a los brazos sin muñecas, con lo cual debía mover todo el brazo para girar la mano. Inicialmente esto no supuso ningún problema, mostrando en la escuela primaria grandes dotes para los estudios, pero una vez comenzaron las burlas por su deformidad su rendimiento académico comenzó a descender de forma paulatina. Así, abandonó su ideal de trabajar como profesor de inglés y pasó a tener como objetivo volverse técnico de fotografía. 

Durante su infancia, además de los traumas con respecto a sus manos, recibió de todo excepto cariño paterno, pues su padre nunca estaba en casa y su madre pasaba olímpicamente de él pese a que en ocasiones le hacía regalos para intentar suplir la falta de cariño. Además, se llevaba a matar con sus hermanas. De este modo pasó la infancia, recibiendo burlas en el colegio e indiferencia en el hogar a excepción de su abuelo, única persona con la que se llevaba bien. 

Poco a poco Miyazaki comenzó a desarrollar una barrera mental ante sus errores, culpando a sus manos de ellos y evadiendo así la culpa de lo que hacía mal (siendo sus deformaciones lo que según él le obligaban a cambiar de carrera). Aún así, llegó hasta la madurez de una forma aparentemente normal (siempre y cuando obviemos el detalle de que de niño se dedicaba a matar animales por placer, entre los cuales incluímos su perro, al cual ahorcó con un alambre...), mas no debemos olvidar que, posteriormente a su captura, personas que lo conocieron de niño en la escuela alegaron que era un muchacho muy tranquilo que no hablaba con nadie, careciendo de amigos en todo momento. Además, uno de sus compañeros de la escuela declaró que, en cierto momento, Tsutomu se había aburrido de la pornografía tradicional (en Japón censurada) y decidió conseguir pornografía infantil desde en adelante. 

Fue en mayo de 1988 cuando el monstruo nació. Con la muerte de su abuelo, Miyazaki quedó completamente solo, iniciando una transformación en un hombre violento que, digamos, evolucionó, pasando de conformarse con mirar y fotografiar a tenistas a espiar a sus propias hermanas en la ducha. En una de estas sesiones de espionaje fue cuando podríamos decir que comenzaron los problemas serios, pues al ser descubierto golpeó brutalmente a su propia hermana para que ésta no dijese nada

Aún así, no sería hasta agosto de ese año cuando al fin podríamos decir que se había convertido completamente en un demonio. Un día de ese caluroso mes, Miyazaki divisó a una cría de 4 años llamada Mari Konno que paseaba sola por la ciudad, momento en el que la invitó a "un lugar donde se divertirían". Utilizaron el coche de Miyazaki para moverse hasta una montaña cercana, donde aparcaron y pasearon un rato hasta que la niña comenzó a asustarse, lo cual sería su perdición.

Al ver que la joven tenía miedo, el mismo Miyazaki temió que comenzase a llorar, así que la estranguló hasta la muerte. Una vez la víctima dejó de respirar, Tsutomu procedió a acariciarla y sacarle fotos al cadáver (pero sin llegar nunca a violarla). Una vez se cansó de estar allí, escondió el cuerpo y se marchó. Ante la falta de rastros de evidencias, la policía la catalogó como persona desaparecida; sin embargo, los restos de Mari estaban lejos de permanecer intactos mucho tiempo... 

Tras 6 meses de calma, Miyazaki convenció a otra niña (esta segunda de 7 años) para que le acompañase a dar un paseo en coche. Una vez la llevó al lugar e su primer crimen, estranguló a la pequeña, la desvistió, abusó sexualmente del cadáver y dejó los restos junto a los huesos de su primera víctima. 

Retrato robot de Mari Konno,
su primer asesinato.
Así, pese a las sospechas de que algo andaba mal (dos desapariciones en 6 meses no son nada normal) la policía carecía todavía de pruebas, con lo cual debió dejarlas como desaparecidas durante un tiempo más. Fue entonces cuando comenzó la auténtica locura. La tercera niña (Erika, 4 años) tuvo un horrible destino. Tras llevársela en coche a un bosque, le obligó a desvestirse y comenzó a fotografiarla. De pronto, las luces de otro vehículo iluminaron el interior del coche, causándole tal ataque de histeria que, al pensar que le descubrirían, estranguló a la niña; a continuación, la introdujo en el maletero y huyó a su hogar con el cadáver. Afortunadamente, una de las ruedas de su coche se estropeó, momento que aprovechó para tirar las ropas, mas fue entonces cuando unos hombres le ayudaron a realizar el cambio de llantas. Este acto a priori estéril fue una de las claves de la investigación, pues cuando al día siguiente encontraron la ropa de Erika aquellos hombres identificaron el vehículo y encaminaron la investigación en la dirección correcta. 

Un par de días después, apareció el cuerpo de Erika atado por varias extremidades en un bosque cercano, siendo este el preludio de un acto totalmente despreciable: Miyazaki envió una carta describiendo la muerte de Erika a los padres de la niña. Las palabras "Erika, frío, tos, garganta, descanso, muerte", escritas con caracteres recortados de revistas y luego fotocopiado, aparecieron poco después en el buzón de su familia. 

Además, en esa misma semana, el padre de la primera víctima encontró una caja al lado de la puerta de su casa, llamó a la policía y dentro encontraron, además de un montón de cenizas, restos de huesos carbonizados, 10 pequeños dientes, fotografías de la ropa de la niña y una carta en la que se leía, otra vez con caracteres cortados de revistas y luego fotocopiados, "Mari, huesos, incinerar, investigar, probar". Tal y como imaginaréis, los análisis de rigor confirmaron la pertenencia de los huesos a la primera víctima de Tsutomu.

Además, poco después llegó a la misma casa una carta con una foto de la niña junto con una carta titulada "confesión del crimen", la cual estaba firmada por "Yuko Imada". La misiva se podría resumir en un "yo hice todo, no quiero que los familiares de la víctima tengan esperanzas en encontrarla con vida, los restos son realmente de Mari". Además, como si de un vacile se tratase, días después de que el padre de Mari dijese en su funeral que "Mari no podrá descansar en paz, no han vuelto ni sus manos ni sus pies, por favor, devuélvanoslos" se encontraron con una segunda carta de bajo el mismo seudónimo que decía: 

"Confesión: el cuerpo de la niña, muy poco después de su muerte, se puso rígido; traté de mover sus manos, pero los músculos ya no se movían. Luego empezaron a aparecer marcas rojas en su piel. Más tarde se puso muy blando y olía muy mal". 

A pesar de la tortura psicológica con la que martirizaba a las familias de las víctimas, hasta junio de 1989 Miyazaki se mantuvo estático, conformándose con revisar sus propias cintas caseras. Sin embargo, llegada la mentada fecha se topó con unas niñas jugando en un parque, siendo incapaz de resistir la tentación y convenciéndolas de que se quitasen la ropa interior para fotografiarlas. Por fortuna, unos residentes los descubrieron y persiguieron, pero aunque no lograron atraparle si evitaron un trágico destino a las pequeñas. A finales de mes, Tsutomu se dirigía con su coche por la ciudad cuando vio a una cría de 5 años jugando sola en el parque. Tras fotografiarla un par de veces, la invitó a pasear en coche y sacarle más fotos en algún lugar más bonito. La joven aceptó y se dirigieron sin problemas hacia un cerro, pero a medio camino él le invitó a chicle y ella hizo un comentario sobre la deformidad en sus manos. Herido en el orgullo, Miyazaki estranguló a la niña, se la llevó a casa, quitó las ropas al cadáver y se grabó mientras se marturbaba. Escondió el cuerpo allí hasta que, 4 días después, comenzó a oler. 

Decidido a librarse del cuerpo, le cortó la cabeza, las manos y los pies y escondió el torso cerca de un cementerio y el resto en un cerro cerca de casa de Miyazaki. Bueno, excepto las manos, pues las asó y devoró en su patio trasero . También bebió su sangre, siendo de a causa de esto que se le llamase también Drácula en adelante.

Tiempo después, Tsutomu se cruzó con dos hermanas que jugaban y secuestró a la menor, ordenándo a la mayor a permanecer donde estaba mientras se encargaba de la pequeña. La chica, de algún modo que todavía no he descubierto, logró avisar a su padre, el cual encontró al sádico fotografiando la vagina de su hija, ante lo cual Miyazaki huyó. Increiblemente, fue tan estúpido de volver a la escena del crimen a buscar su coche, lugar donde le esperaba la policía para poner fin a su carrera delictiva. 

Tras arrestarlo, la policía entró en su piso y se toparon con nada más y nada menos que lo que veis a la izquierda: más de 6000 cintas llenas de hentai (de ahí viene lo de Asesino otaku), fotos de sus anteriores asesinatos, pornografía infantil y las películas Guinea pig, fuente de inspiración para varios de sus crímenes, motivo de que fueran prohibidas de ahí en adelante. No os aburriré describiéndoos los 16 años de juicios antes de que le condenaran a la pena capital, la cual se realizó en la horca en el año 2008 tras multitud de pleitos, pruebas psíquicas (en las que se le detectó una esquizofrenia extrema y personalidad múltiple) y su nulo arrepentimietno. 

Antes de terminar la entrada, me gustaría hacer una reflexión: ante un caso como este, una persona que (como yo) está en contra de la pena de muerte... ¿Qué debe pensar? Sinceramente, yo creo en la reinserción social (joder, si quiero estudiar psicología y todo) pero... ¿Qué reinserción se merece un tío como este? No mataba por sus ideales, venganza o beneficio, sino por diversión y de manera totalmente aleatoria, haciendo sufrir además a las familias con sus "regalitos postales". Sinceramente, tras conocer su historia no puedo sino alegrarme de su final. Solo lamento que durante 16 años viviese en una celda con pensión completa y la totalidad de su macabra filmografía a su plena disposición.

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