Hace años salió Resacón en las Vegas, la cual tenía un argumento con posibilidades pero que a la hora de la verdad no explotaba su potencial: un grupo de amigos se pasa de rosca durante la despedida de soltero de uno de ellos y al día siguiente, además de no recordar nada, han perdido al novio, quien debe estar en el altar en menos de 24 horas. Tras la reconstrucción de los hechos y un montón de locuras acaban encontrando al novio y todo sale bien.
La verdad, la peli podía haber sido mucho mejor pero se dejaba ver, así que decidí darle una oportunidad a su secuela pensando que corregirían los errores de la primera y harían un film potable. ¿Qué sucedió? El efecto telecinco: más y peor.
¿Que en la primera hacemos la coña de un secuestrado por la mafia? Pues ahora la repetimos pero a lo bestia. ¿Que la otra vez me rompí un diente? Pues ahora me tatúo la cara. ¿Que en Las Vegas hizo gracia el personaje del gordo? Pues ahora lo hacemos más insoportable y le damos protagonismo durante casi la mitad de la película.
En serio, hacía tiempo que no me aburría tanto con una película. Si le tenéis cariño a vuestro cerebro, no le hagáis pasar por esto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario