También es uno de los que más errores estúpidos tiene que he visto en mucho tiempo.
Rayman Origins tiene cinco hadas buenorras. Legends una maldita mosca verde.
El control de Rayman es una delicia, además de que sus habilidades son igual de interesantes que en Origins.
Tan iguales que no han añadido nada, Legends bien podría ser un DLC del primero que no nos daríamos cuenta.
Musicalmente tiene temazos como Infinite Tower.
Aún así, la mayor parte de su OST palidece frente a la de Origins.
...apenas 10 serán un reto real, y los de Origins han visto reducida su ya de por si escasa dificultad.
Los tan cacareados niveles musicales molan la primera vez que los jugamos.
Luego descubrimos que solo hay cinco y son tremendamente sencillos de superar.
Incorpora cosas como el desafío diario, que alarga la vida útil del juego hasta el infinito.
Desafortunadamente, una vez terminado el día no podremos volver a jugarlos.
Tiene coleccionables para parar un tren.
700 para ser exactos, una cifra que me parece absurdamente elevada y que hace que prácticamente encontremos uno a cada diez pasos que demos.
Tal y como dije al principio, me lo he pasado de miedo jugando a Rayman Legends; en una época donde la norma es ser el triple A adulto y hardcore de turno es genial encontrarse títulos como este. Sin embargo, que sea un buen juego no le quita la nefasta secuela que es, pues a su continuismo extremo se unen un bochornoso reciclaje de mecánicas, niveles y escenarios, una demencial falta de novedades de peso y errores nuevos como las vergonzosas fases de Murphy. Es cierto, si Rayman Legends hubiera fuera anterior a Origins estaría dando palmas con las orejas esperando una secuela que corrigiera todo esto, pero para bien o para mal ésta ya salió en 2011.
Odio este puto juego. No puedo parar de jugarlo.
NOTA: 8
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