domingo, 23 de marzo de 2014

Pues yo no voy a rejugar Final Fantasy X


Ayer Anti, vil putilla de la nostalgia, decidió comprarse la reedición HD del famoso Final Fantasy X. Hasta aquí lo normal, pues si hay un fanático de ese juego ese es él; sin embargo, no es el único redactor de este site con especial predilección por ese título. No sé si os habéis percatado, pero si a “Suditeh” le quitáis la “eh” e invertís lo que os resulta, “Sudit” se convierte en… “Tidus”. No es el momento de explicar por qué escogí ese nick durante mi andadura en gamefilia, pero creo que este dato demuestra bastante el gran cariño que le tengo a este juego… siendo a su vez esta la principal razón de que yo no solo no tenga pensado comprar la remasterización en alta definición del juego, sino que directamente no tengo intención de rejugar Final Fantasy X. Nunca.

Vale, ese nunca es demasiado radical, así que cambiémoslo por un “a corto-medio-largo plazo”, no debemos olvidar el dicho “De esta agua no beberé”. Pero me estoy yendo del tema. ¿Por qué, si me gusta tanto este título y ocupa un hueco tan grande en mi corazoncito gamer, no tengo intención de rejugarlo? La respuesta es muy simple: porque lo que me enamoró de él no es su faceta jugable. Ojo, no me malinterpretéis, lo considero uno de los JRPG más sólidos que he tenido el gusto de pasarme, pero hoy en día, al igual que me pasa con Braid, no tengo el menor interés en reinvertir horas y horas en él porque sé que lo que yo busco no lo encontraría ahí. No es una cuestión de diversión, sino de lo que significó para mí. 

Pensad en vuestra primera vez. Seguro que, en el mejor de los casos, un “aceptable” es lo mejor que podríais decir sobre ella; sin embargo, e independientemente de cómo salieran las cosas al final, apuesto a que el 99% lo recordamos con una sonrisa en los labios y, por mucho que no tengamos la menor intención de repetir la experiencia, siempre nos alegra el día recordar ese momento. Bien, con FF X me pasa lo mismo. No se trata de “tengo ganas de volver a jugármelo”, sino que para mi tiene un valor puramente sentimental; su principal virtud no es él mismo sino lo que significó para mi, y eso es lo que lo hace único y mi JRPG favorito, y por todo lo que lo quiero nunca me lo volveré a pasar, pues no me hace falta. Lo quiero y es lo único que importa, y lo que me transmite el mero hecho de escuchar To Zanarkand está años luz por delante de lo que pudiese lograr cualquier remasterización HD a lo largo de unas (muy recomendables para todos los que no lo pasásteis) 40, 50, 80 o incluso 150 horas como le metí la primera vez. 


Hace poco leí en Apocalipsis que, si un día encontrásemos a nuestra madre desnuda y asesinada, lo primero que haríamos no sería llamar a la policía sino taparla con una manta, porque la queremos. Algo así siento con este juego. Lo quiero y le tengo un gran respeto, pero para mi es algo pasado y muerto. No quiero andar dando vueltas sobre su cadáver; quiero dejarlo atrás y, por todo lo que lo quiero, dejarlo en perfectas condiciones y que el recuerdo viva por él, pues sé que nada que hoy hiciera a su lado puede igualar esas sensaciones y ese recuerdo.

Edit. 2016: nunca digas "de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre".

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