Nada gusta tanto en un videojuego como un planteamiento que te dé libertad de acción, os lo digo yo que soy muy pro, hardcore y sibarita. Resulta que yo, que soy muy pro, hardcore y sibarita, me he pasado Gravity Rush y me ha venido por dedicarle un texto muy pro, hardcore y sibarita. Gravity Rush nos suelta en una ciudad por la que nos movemos dando uso a nuestros poderes para alterar la gravedad. La idea es atractiva, ¿verdad? Pues imaginad el chasco consecuente de no aprovecharla para nada.
Ahora que ya he captado vuestra atención y vuestra faceta maruja está expectante para deleitarse con mi venita hater, os hago esperar unas lineas más y os digo que Gravity Rush luce un estilo de animación muy agradable, aunque lo más bonito que veremos la mayor parte del tiempo será la protagonista (menuda "yay seamos todos amigos 4evah", por cierto). A parte de eso tiene otras cosas buenas, como... Esto... ¿La banda sonora no está mal? No, no es que sea un mal juego, es entretenido y todo eso, pero está tremendamente desaprovechado.
Para empezar, los combates son bastante insulsos, y el cuanto menos cuestionable diseño de los enemigos no ayuda. En segundo lugar, el diseño artístico de la mayoría de zonas y personajes es correcto, sin más, de modo que cuando vemos la protagonista bien animada y moldeada, como os comentaba antes, y lo contrastamos con escenarios repetitivos y enemigos con forma de pringue, mal vamos. Pero esto son faltas menores que no dejan de ser apartados simplemente mejorables, que no aberrantes; el problema de verdad llega con...
¡EL RESTO DEL JUEGO! Gravity Rush nos propone volar cuanto queramos por una ciudad entera, pero la ilusión que ésto despierta desaparece en el mismo momento que exploras la ciudad. No hay nada, NADA. Ves salas de juego, tiendas, adivinas... ¡Pero son todo decorados! No hay ningún tipo de interacción más allá de misiones secundarias que usan las mismas mecánicas que las misiones principales. Lo único que nos permite el juego es recoger cristales al más puro estilo monedas en Super Mario Bros., pero ni se te ocurra pensar en ningún tipo de coleccionable o minijuego. Lo peor es que hay un distrito entero dedicado al recreo de los ciudadanos, pero es todo fachada y no podemos acceder a nada. Y por si esto fuera poco, el final del juego se resume en "¡Hey, después de 20 capítulos por fin sucede algo interesante, así que vamos a soltar los créditos sin saber de donde coño han salido mientras todos los personajes del juego ponen cara seria y van diciendo en un video que se acerca algo súper épico y emocionante, todo mientras la prota se toma un helado y el malo maloso está a punto de desatar su verdadero poder. ¡Pero que no falte el trofeo de turno, que se nos enfadan los jugadores!".
Todo muy bien, todo muy feliz y todo muy "me cago en los juegos en fase beta, hechos con prisas y sin terminar".
Acerca de Anti
sigue siendo inmune a las Death Note. Estudiante de
ingeniería industrial, gamer, amante y gamer otra vez,
tiene la ridícula esperanza de que alguien en alguna parte
se fije en sus textos. Quiere dominar el mundo para poder
destruirlo sin impedimentos.
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