"Sudit - Oye NeoJin, sé al 99% de quien es esa lista. Como prefiero las risas a la amistad, ¿te importa si le puteo escogiendo lo más mierda y le hago llorar en un rincón lo que queda de año? :D
NeoJin - Claro hombre, be happy."
Odio mucho a Sudit ahora mismo. :-)
NeoJin - Claro hombre, be happy."
Odio mucho a Sudit ahora mismo. :-)
Zelda II: The Adventure of Link, damas y caballeros.
Tenía esperanza, de verdad que la tenía; cuando puse este juego en mi lista del Gamer Invisible pensaba que me gustaría, que sería un juego con el que entretenerme y retarme a la vieja usanza. Je, y luego me quejo cuando me llaman inocentón...
¿Qué ha pasado? ¿Es Zelda II demasiado difícil para mí? No, no es buena idea hablar de "dificultad" con este juego, más adecuado es preguntarnos si es un juego injusto, y vaya si lo es. Me he pasado Demon's Souls, he completado Damaged Map en NieR, he amado Ghosts 'n Goblins, he superado The Lost Levels... ¡Que juego a I Wanna Be The Guy voluntariamente, por el amor de Dios! Y, sin embargo, aquí me he sentido, de verdad, como una víctima.
Normalmente intentaría sacar lo bueno de todo esto, encontrar las virtudes que justifiquen mi tiempo con este juego, pero hoy no es el caso, hoy solo quiero dejar claro a todo Internet que este juego, Zelda II, es malvado. No malo, MALVADO. Es el juego que definió las bases de todo lo que NO debe hacer un videojuego. Lo he intentado, de verdad que lo he intentado... Pero es imposible no frustrarse a una escala hasta ahora inexistente con cada nuevo intento.
Punto negro número uno: Link tiene una espada muy, muy corta. La espada Kokiri parece una alabarda gigantesca al lado del mondadientes que empuña Link en esta entrega. No hablo de un rango que te obligue a posicionarte con cabeza, hablo de un rango que te da un píxel de margen para golpear al señor malote del hacha antes de perder cuatro corazones de un ataque.
Punto negro número dos: La Montaña de la Muerte. Aquí lo dejé yo, y hasta entonces era casi jugable, pero ni los savestates del emulador lograron que me pudiese tragar una zona tan mal diseñada. Me da igual que debas encontrar la ruta en base al prueba y error, el problema es que de repente te añade a un enemigo absurdamente demoledor que termina de cargarse un sistema ya de por sí injusto. ¿Odiabas que todo estuviese pensado para no dejarte mover y tirarte por los barrancos en lugar de permitirte contraatacar? Ahora, además, puedes tener una rápida y vergonzosa muerte antes siquiera de empezar el combate.
Punto negro número tres: O juegas con guía o no juegas. Zelda II es imposible de terminar sin guía, así de claro. Todo es una estafa para vender la Nintendo Power (o como se llamase la revista de Nintendo de la época) y leer que para avanzar debes usar una magia QUE SIEMPRE HABÍA TENIDO UN USO COMPLETAMENTE DISTINTO en un punto concreto DONDE NO HAY ABSOLUTAMENTE NADA. Todo en orden.
Agujero negro número cuatro: Todo. Todo es terrible, todo, todo todo todo. Se salva la banda sonora, y solo porque para estar al nivel del resto del juego debería hacerte sangrar los oídos. Al principio piensas que el juego es difícil, luego ves que tu arma no te deja jugar a gusto, después empiezas a descubrir los posicionamientos de enemigos más crueles de las dos dimensiones... Y te vas al rincón de llorar mientras te planteas el suicidio como una gran alternativa.
No esperaba encontrarme algo así, no creía que fuese posible siquiera, pero lo ha sido. Zelda II ha resultado ser ese juego que no he podido jugar por pura frustración. Me pregunto cómo lo recibió el jugador de la época, cómo lo defienden aquellos que disfrutaron con él. Pero, por mi parte, no lo toquéis, huid de él, olvidad que existe... Viviréis más.
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