sábado, 12 de julio de 2014

Los videojuegos y la moral

He matado en cientos de guerras, extinto especies enteras de animales y comerciado con toda clase de productos altamente peligrosos para la salud pública en los más de 18 años que llevo jugando a videojuegos. Lo admito, a lo largo de ese tiempo he cometido una infinidad de actos deleznables. Sin embargo, todo esto me da igual y jamás (a excepción quizás con Hotline Miami) me he parado a pensar en en lo que estaba haciendo, pues daba por hecho que de estar en la misma situación que los protagonistas yo tomaría esas mismas decisiones. ¿Que a qué viene esto? A que finalmente he encontrado un videojuego que me ha hecho enfrentarme a mis principios morales. ¿Y sabéis cual es? Persona 3 Portable, un título en donde eres un alumno de instituto y lo más malvado que puedes hacer es no estudiar para tus exámenes.


Persona 3, además de ser uno de los dungeon crawler más puñeteros a la vez que adictivos que he tenido el placer de probar, complementa sus mecánicas de JRPG con un curioso sistema de Social Links. Básicamente, como lo que usamos para pelear son manifestaciones de nuestra personalidad (los mentados Persona) al crear nuevos vínculos con la gente de nuestro entorno estos se fortalecerán aún más, por lo que será cosa del jugador el hacer más y más amigos para que los enemigos no nos violen (tanto) durante nuestras incursiones a Tartarus. 

¿Que qué tiene esto de especial para hacerme reflexionar? Muy simple. Cualquiera que me conozca en persona podrá afirmar que soy un capullo cabezota que, si me caes mal, te mandaré a tomar por culo sin cortarme un pelo y no volveré a preocuparme por el tema. En serio, es una de las pocas reglas que sigo en mi vida, si una persona me parece una gilipollas no me complico la existencia, se lo digo a la cara y adiós muy buenas. Admito que este modus operandi me ha traído más de un problema a lo largo de los años (especialmente con los profesores) pero nunca me había preocupado demasiado al respecto. Sí, lo habéis adivinado: Persona 3 tiene algunos secundarios a los que me gustaría escupir en la cara.

Ojo, esto no es como con Hope, el cual sobraba totalmente en la historia; aquí simplemente se trata de gente que en la vida real odiaría y ni me molestaría en dirigirles la mirada. Por el amor de Dios, ¡existe un social link con un capullo que se dedica a embaucar a la gente con gilipolleces sectarias para robarles el dinero! Y no, esto no es tan simple como quedar una vez con ellos y llenar el cupo de amistad, ni de lejos. Cada social link tiene 10 niveles y, si no respondes como al NPC de turno le gusta, éste te mandará a la mierda. ¿Y sabéis qué? He pasado por el aro y por primera vez en mi vida me he tragado mis principios solo por beneficiarme de ello.



Me resulta cuanto menos curioso el hecho de que un videojuego a priori tan simple me haya hecho reflexionar más sobre hasta qué punto estamos dispuestos a rebajarnos por un beneficio que cualquier libro o película supuestamente profunda. Es más, creo que es gracias a su simpleza que ha logrado hacer esto, pues es mucho más fácil imprimir la personalidad de uno en un avatar que vive en un entorno escolar antes que en el soldado de infantería de turno.

¿Por qué no metemos más obras con esta clase de carga moral? No un simple "Salva a los rehenes o déjalos morir", sino algo más profundo a la vez que ambiguo, como "¿Qué haces en este caso, tragarte tus principios a cambio de X recompensa o ir con la cabeza alta y la vaselina bajo el brazo en los combates?" No digo que Persona 3 sea el ejemplo perfecto porque diablos, en ocasiones tienes que animar a un tío a joderse la pierna por pura cabezonería y eso no es algo que ningún amigo en la vida real haría, pero sí deberíamos centrarnos en pulir esto en lugar de evadir la cuestión de marras. Es más, como consumidores que somos, ¿por qué no exigimos a las desarrolladoras que den un paso más en este campo tan poco explorado? No digo que todos los juegos deban tener reminiscencias a lo que haríamos en realidad porque entonces parte de la magia del videojuego se difuminaría, pero ya puestos a incluir un estúpido sistema de karma, ¿por qué no hacerlo bien?

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