Tenía claro que necesitaba Bloodborne cuando... ¿Qué? ¿Cuando se anunció? ¿Cuando se mostró el primer gameplay? ¿Cuando se publicaron sus análisis? No, fue en el momento en que terminé Dark Souls, y aquí está la trampa: soy de los que, con Bloodborne, esperaban otro Dark Souls. Supongo que veis por donde van los tiros, ¿verdad? Me compro la PS4, la estreno con Bloodborne y activo mi modo "Dark Souls". No me sorprende el inicio, tampoco un primer combate injusto para ponernos a tono ni los enemigos al acecho en las esquinas. Recordaba como esquivar y como atacar, como correr y aprovechar las distancias... Pero empiezan a aparecer diferencias que despertaron mi escepticismo, como la falta de escudos o el Sueño del Cazador como nexo entre zonas. Me sentí decepcionado... Pero fue entonces cuando Bloodborne se alzó ante mí, levantó la mano y (preparaos para la línea más poética que leeréis en vuestras insignificantes vidas) me metió de hostias hasta dejarme KO al ritmo de "¡Maldito fanboy de mierda, olvida el puto Dark Souls! ¡Esto es Bloodborne, BLOODBORNE, que sale hasta en la portada! ¡GO HUNT OR GO HOME!". El maldito juego logró picarme, así que... ¡Fuera escudo, defensas y demás polladas! ¡Modo berserker! ¡Bloodborne, bitches!
Bloodborne nos mete en la piel de un cazador que llega a Yharnam para acabar con las bestias que lo asolan. Deberemos abrirnos paso entre fauces y garras por ciudades, bosques, pesadillas, clínicas... Todo con un estilo victoriano decadente y grotesco. Lo cierto es que empieza siendo bastante amable, y con amable me refiero a que los primeros enemigos son humanoides y no tienen un aspecto perturbador. Tampoco exageremos, no es como si los demás monstruos nos hiciesen gritar cada vez que aparecen, pero el terror psicológico que la ambientación nos induce va in crescendo debido al propio hecho de ir conociendo más y más su mundo, sus desastres y su estado. De hecho, me atrevo a decir que el conocimiento es el concepto clave en Bloodborne de tal forma que solo puedo decir... Guau. Cuando entendí ciertos elementos y conceptos vi Bloodborne desde una nueva perspectiva, no como algo radical pero si pudiendo observar y apreciar un nuevo plano de su concepción (uf, qué pedante suena esto), algo así como cuando observas una escultura unos minutos y pasas del "oh, qué bonita" al "qué perfil más detallado tiene el pliegue de la toga".
En fin, pero a lo que os interesa, a lo que vende: la acción. Cuando decía al principio aquello de ir a la ofensiva al cien por cien iba en serio, más te vale tomar la iniciativa de la forma más violenta posible si no quieres terminar siendo el aperitivo de un lobo de dos metros; lo más similar que tendremos a una defensa en todo el juego será disparar el trabuco a medio paso del enemigo a ver si eso interrumpe sus ataques. Siempre, siempre, SIEMPRE debemos ser nosotros quienes ataquemos primero, ya sea con un golpe bien contundente o con un baile de cuchillos y volteretas; el atrincherarnos detrás de un escudo enorme y una armadura de piedra es harto impensable. Aunque esto parezca limitar nuestras opciones, lo que logra es más bien darle a Bloodborne un estilo de juego propio a partir de unas bases ya conocidas; además las armas están tan bien diferenciadas que encontraremos variedad siempre que así lo queramos. Por cierto, ¿sabéis que las armas son todas transformables? Pasan de espada a martillo pulsando un botón, o de bastón a látigo, o bien adquieren nuevos atributos. ¿Quien quiere escudos teniendo un lanzallamas y una guadaña extensible? Además, por si todo esto fuese poco, existen varias magias que añaden vistosas habilidades a nuestro abanico.
Por supuesto, el gameplay no es solo avanzar y matar bichos. En Bloodborne, la exploración tiene un papel fundamental, tanto para encontrar objetos valiosos como para descubrir nuevas zonas enteras. Tiene secretos, muchos secretos, y deberemos ser especialmente observadores si queremos hacernos con todo. Y hablando de exploración, el diseño de niveles sigue esta vez una mezcla entre Demon's Souls y Dark Souls: existe un mundo nexo desde donde podemos aparecer en cualquier localización ya visitada, pero prácticamente todo está interconectado, lo que añade consistencia al conjunto. Y ya que he vuelto a nombrar a los más famosos juegos de From Software, aprovecho para bramar a los cuatro vientos que, esta vez, si, el juego es estable y perfectamente jugable durante todo el recorrido, por lo menos con el parche. Ni un solo bug y una única caída de frames muy puntual que no se ha repetido en toda la partida.
¡Ah, casi me olvido! Me falta un elemento muy importante que casi me dejo sin explicar. ¿Habéis leído algo sobre las mazmorras cáliz? A parte del mundo principal y todo su contenido, existen unas mazmorras accesibles a partir de los distintos cálices que podemos recolectar. Son opcionales, pero añaden muchas horas de juego. Básicamente, son recorridos fijos o aleatorios, según el ritual, con nuevos enemigos, jefes inéditos y equipo extra. Como peculiaridades extra, se puede ajustar la dificultad según el ritual realizado y podemos añadir efectos que las hagan más duras, como una mayor presencia de trampas o un aumento del ataque de los enemigos, a cambio de mejores objetos; sin embargo, también son las únicas zonas que no escalan con cada nueva partida que empecemos.
Ahora sí que no me dejo nada, creo. Si eso podría comentar un poco como funciona el online, que permite cooperativo y competitivo en casi cualquier zona, pero no tiene mayor secreto. Eso si, absolutamente todos los jugadores con los que me he cruzado se han comportado como auténticos caballeros, con sus reverencias y salutaciones nada más encontrarnos, invasores hostiles incluidos, así que mis alabanzas a la comunidad. Supongo que es imposible adentrarse en Bloodborne sin desarrollar una cierta camaradería con los demás cazadores que encontramos, todos enfrentados a la misma bestialidad. Si os ha llamado la atención y decidís uniros a la cacería, no sufráis: un cazador nunca está solo, ni siquiera en un mundo tan oscuro y hostil como Bloodborne.
En fin, pero a lo que os interesa, a lo que vende: la acción. Cuando decía al principio aquello de ir a la ofensiva al cien por cien iba en serio, más te vale tomar la iniciativa de la forma más violenta posible si no quieres terminar siendo el aperitivo de un lobo de dos metros; lo más similar que tendremos a una defensa en todo el juego será disparar el trabuco a medio paso del enemigo a ver si eso interrumpe sus ataques. Siempre, siempre, SIEMPRE debemos ser nosotros quienes ataquemos primero, ya sea con un golpe bien contundente o con un baile de cuchillos y volteretas; el atrincherarnos detrás de un escudo enorme y una armadura de piedra es harto impensable. Aunque esto parezca limitar nuestras opciones, lo que logra es más bien darle a Bloodborne un estilo de juego propio a partir de unas bases ya conocidas; además las armas están tan bien diferenciadas que encontraremos variedad siempre que así lo queramos. Por cierto, ¿sabéis que las armas son todas transformables? Pasan de espada a martillo pulsando un botón, o de bastón a látigo, o bien adquieren nuevos atributos. ¿Quien quiere escudos teniendo un lanzallamas y una guadaña extensible? Además, por si todo esto fuese poco, existen varias magias que añaden vistosas habilidades a nuestro abanico.
Por supuesto, el gameplay no es solo avanzar y matar bichos. En Bloodborne, la exploración tiene un papel fundamental, tanto para encontrar objetos valiosos como para descubrir nuevas zonas enteras. Tiene secretos, muchos secretos, y deberemos ser especialmente observadores si queremos hacernos con todo. Y hablando de exploración, el diseño de niveles sigue esta vez una mezcla entre Demon's Souls y Dark Souls: existe un mundo nexo desde donde podemos aparecer en cualquier localización ya visitada, pero prácticamente todo está interconectado, lo que añade consistencia al conjunto. Y ya que he vuelto a nombrar a los más famosos juegos de From Software, aprovecho para bramar a los cuatro vientos que, esta vez, si, el juego es estable y perfectamente jugable durante todo el recorrido, por lo menos con el parche. Ni un solo bug y una única caída de frames muy puntual que no se ha repetido en toda la partida.
¡Ah, casi me olvido! Me falta un elemento muy importante que casi me dejo sin explicar. ¿Habéis leído algo sobre las mazmorras cáliz? A parte del mundo principal y todo su contenido, existen unas mazmorras accesibles a partir de los distintos cálices que podemos recolectar. Son opcionales, pero añaden muchas horas de juego. Básicamente, son recorridos fijos o aleatorios, según el ritual, con nuevos enemigos, jefes inéditos y equipo extra. Como peculiaridades extra, se puede ajustar la dificultad según el ritual realizado y podemos añadir efectos que las hagan más duras, como una mayor presencia de trampas o un aumento del ataque de los enemigos, a cambio de mejores objetos; sin embargo, también son las únicas zonas que no escalan con cada nueva partida que empecemos.
Ahora sí que no me dejo nada, creo. Si eso podría comentar un poco como funciona el online, que permite cooperativo y competitivo en casi cualquier zona, pero no tiene mayor secreto. Eso si, absolutamente todos los jugadores con los que me he cruzado se han comportado como auténticos caballeros, con sus reverencias y salutaciones nada más encontrarnos, invasores hostiles incluidos, así que mis alabanzas a la comunidad. Supongo que es imposible adentrarse en Bloodborne sin desarrollar una cierta camaradería con los demás cazadores que encontramos, todos enfrentados a la misma bestialidad. Si os ha llamado la atención y decidís uniros a la cacería, no sufráis: un cazador nunca está solo, ni siquiera en un mundo tan oscuro y hostil como Bloodborne.
Acerca de Anti
sigue siendo inmune a las Death Note. Estudiante de
ingeniería industrial, gamer, amante y gamer otra vez,
tiene la ridícula esperanza de que alguien en alguna parte
se fije en sus textos. Quiere dominar el mundo para poder
destruirlo sin impedimentos.
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