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jueves, 7 de junio de 2018

Dark Souls y el descenso a lo desconocido


Desde su salida en 2011 todo Internet se dedicó a predicar a los cuatro vientos las maravillas del combate de Dark Souls, lo increíble que era su mundo y sobre todo lo satisfactoria que era su dificultad. Con todo, estas alabanza no venían solas. Las versiones de consolas sufrían unos bugs y un framerate terribles, y la versión de PC presentaba una optimización digna de NieR Automata. Todo esto me mantuvo alejado de la saga durante años, y para cuando lo cogí ya no había nada de hype en mi interior. Esperaba un ídolo roto, otra moda que sería olvidada más pronto que tarde.

Y sin embargo, funcionó. Dark Souls no es solo uno de los mejores títulos que probé en 2016, sino también uno de mis videojuegos favoritos hasta la fecha

miércoles, 13 de julio de 2016

Dark Souls 2, ¿qué coño te pasa?


Y el premio al rey de las malas secuelas es para...


Estimado Dark Souls 2,

Mira, yo valoro mucho que te hayas molestado en agradarme y que pasáramos un buen rato juntos, pero ambos sabemos que hemos estado forzando lo nuestro. Seamos francos,  hemos basado nuestros lazos en recuerdos, en algo pasado que ya murió; hemos intentado volver a encender las cenizas en lugar de dejar extinguirse el fuego y crear algo nuevo juntos, y eso nunca funciona. Deberíamos haberlo comprendido, los dos; deberíamos habernos dado cuenta de que tú no eres él, intentar vivir esa mentira solo hace que veamos siempre lo malo pero nunca lo bueno, que tengamos esa sensación de desgaste y de deterioro... Porque no eres él, aunque lo intentes, y cuando no lo intentas veo que no eres... nada, no eres nada por ti mismo. Necesito alguien que pueda aportarme algo más que revivir mis pasadas citas, que me aporte algo sin hacerme sentir que sigo reviviendo una y otra vez las mismas memorias de una forma torpe y contaminada... Nunca hemos tenido nada real entre nosotros, Dark Souls 2; tan solo una nostalgia por un final que no hemos podido superar.

lunes, 4 de julio de 2016

Shadow of the Colossus


No me apetece escribir esta entrada. Qué coño, no tengo ganas ningunas de escribir esta ni ninguna otra entrada, que para algo son las cinco y media de la tarde de uno de los tres únicos días al año que hace sol y calor en Galicia, pero como siempre me pierde la boca pues va siendo hora de cumplir con lo dicho. Y qué narices, en el fondo sé que llegó el momento: debo explicar de una vez por qué no me gusta Shadow of the Colossus. ¿Que por qué las prisas? Porque si no pasará como siempre y acabaré olvidándome de qué quería escribir y dejándolo de lado. Y porque mi hermano tiene ocupada la piscina con sus amigos, los míos hoy no pueden quedar para ir a la playa y mi vecina está pasando una chorreadora que hace un escándalo y la opción "leer en la hierba" no tiene demasiado futuro. 

miércoles, 1 de junio de 2016

Dark Souls


Desde la primera vez que instalé Dark Souls en mi ordenador he empezado 5 partidas distintas, y todavía no he completado ninguna. Las dos primeras fueron sujetos de pruebas que no llegaron a la primera hora a causa de los chorricientos problemas a nivel gráfico y de estabilidad que me dio esta aberración que los de From Software se atreven a llamar "port a PC". La tercera, sin duda la más larga y satisfactoria, marca ahora casi 70 horas y estoy a 15 metros del jefe final, al cual todavía no he matado porque quiero terminar el DLC antes de llegar a los créditos. La cuarta, empezada cuando ya estaba cerca del final de mi partida en solitario, es con diferencia con la que más me he reído, pues haciendo cooperativo con Anti y Rokuso hemos roto el juego a niveles absurdos, llegando al punto de que en aproximadamente 15 horas hemos llegado casi al mismo lugar donde estoy en mi periplo solitario. Y lo hemos hecho 3 veces, una en la partida de cada uno. Y dedicado horas a correr desnudos por el bosque.

La quinta la empecé hace dos horas, todavía no he desbloqueado el online y ya me he metido por las zonas más peligrosas para chetarme absurdamente para, nada más abrir el online, violar a cuanto novato de nivel 5 tenga la desgracia de meterse en mi camino.

La sexta (¿o quizás séptima?) está programada para dentro de un par de meses, momento en que cierto lector del blog se termine el juego por sí mismo y le enseñemos entonces hasta qué punto se puede romper este título.

¿Qué coño pasa con este juego que me tiene tan enganchado?

domingo, 2 de agosto de 2015

Bloodborne

Tenía claro que necesitaba Bloodborne cuando... ¿Qué? ¿Cuando se anunció? ¿Cuando se mostró el primer gameplay? ¿Cuando se publicaron sus análisis? No, fue en el momento en que terminé Dark Souls, y aquí está la trampa: soy de los que, con Bloodborne, esperaban otro Dark Souls. Supongo que veis por donde van los tiros, ¿verdad? Me compro la PS4, la estreno con Bloodborne y activo mi modo "Dark Souls". No me sorprende el inicio, tampoco un primer combate injusto para ponernos a tono ni los enemigos al acecho en las esquinas. Recordaba como esquivar y como atacar, como correr y aprovechar las distancias... Pero empiezan a aparecer diferencias que despertaron mi escepticismo, como la falta de escudos o el Sueño del Cazador como nexo entre zonas. Me sentí decepcionado... Pero fue entonces cuando Bloodborne se alzó ante mí, levantó la mano y (preparaos para la línea más poética que leeréis en vuestras insignificantes vidas) me metió de hostias hasta dejarme KO al ritmo de "¡Maldito fanboy de mierda, olvida el puto Dark Souls! ¡Esto es Bloodborne, BLOODBORNE, que sale hasta en la portada! ¡GO HUNT OR GO HOME!". El maldito juego logró picarme, así que... ¡Fuera escudo, defensas y demás polladas! ¡Modo berserker! ¡Bloodborne, bitches! 

lunes, 17 de marzo de 2014

Dark Souls, bitches

Morirse no es agradable, nunca lo es, pero es necesario. No recuerdo como empezó todo esto ni como llegué aquí, pero sí estoy seguro de que empezó con mi muerte y siguió con más muerte. Y en un calabozo, empezó en un calabozo, en un castillo que había vivido tiempos mejores; mejor dicho, en un castillo que ahora ya ni vivía. La puerta abierta, una espada quebrada, enciendo un fuego en una hoguera apagada. Salgo al patio y un hachazo de algo que no he llegado a ver me atina. No importa, solo es una muerte más. Esta vez estaré preparado, la trampa ya no será inesperada, no es difícil de evitar. Se postra el gigantesco portador del arma ante mí, casi encajonado en esa zona abierta por su enormidad, y alzo mi acero. Sed de venganza, que dicen; ganas de ser pisoteado, que deberían decir. Muerto.