Desde la primera vez que instalé Dark Souls en mi ordenador he empezado 5 partidas distintas, y todavía no he completado ninguna. Las dos primeras fueron sujetos de pruebas que no llegaron a la primera hora a causa de los chorricientos problemas a nivel gráfico y de estabilidad que me dio esta aberración que los de From Software se atreven a llamar "port a PC". La tercera, sin duda la más larga y satisfactoria, marca ahora casi 70 horas y estoy a 15 metros del jefe final, al cual todavía no he matado porque quiero terminar el DLC antes de llegar a los créditos. La cuarta, empezada cuando ya estaba cerca del final de mi partida en solitario, es con diferencia con la que más me he reído, pues haciendo cooperativo con Anti y Rokuso hemos roto el juego a niveles absurdos, llegando al punto de que en aproximadamente 15 horas hemos llegado casi al mismo lugar donde estoy en mi periplo solitario. Y lo hemos hecho 3 veces, una en la partida de cada uno. Y dedicado horas a correr desnudos por el bosque.
La quinta la empecé hace dos horas, todavía no he desbloqueado el online y ya me he metido por las zonas más peligrosas para chetarme absurdamente para, nada más abrir el online, violar a cuanto novato de nivel 5 tenga la desgracia de meterse en mi camino.
La sexta (¿o quizás séptima?) está programada para dentro de un par de meses, momento en que cierto lector del blog se termine el juego por sí mismo y le enseñemos entonces hasta qué punto se puede romper este título.
¿Qué coño pasa con este juego que me tiene tan enganchado?