Ah, los bebés. ¿Qué sería de nosotros sin esas criaturitas chillonas, apestosas y glotonas que son los bebés? Nada, pues todos hemos sido bebés alguna vez (bueno, Jordi Urtado probablemente no, pero se entiende). Ahora que hemos recordado tiempos felices... ¿no os parecería raro que nadie los hubiera estudiado todavía? Es decir, es algo por lo que todos pasamos y durante el cual evolucionamos de un ser que no hace nada a un ser reflexivo y capaz de pensar. Pues bien, no os ofusquéis más. No solo sí los han estudiado sino que aquí estoy yo para tocaros los cojones con una parrafada (tranquilos, tiene fotitos de por medio para vagos) acerca de los estudios realizados sobre los críos de marras de uno de los mayores hombres de la historia: Jean Piaget. ¿Que porqué digo eso de él? Pues porque cuando una persona de 11 años es capaz de hacer un estudio sobre el gorrión albino digno del mejor biólogo es obvio que estamos ante alguien brillante.
Una vez se licenció hizo muchas cosas, pero no os interesan. Quedaros con esto: estudiando el crecimiento de sus tres hijos redactó una de las mejores teorías sobre el desarrollo cognitivo humano de toda la historia, la cual no ha sido refutada satisfactoriamente los más de 50 años que han pasado desde su publicación (y no es precisamente porque nadie lo haya intentado rebatir...). Es cierto que sus seguidores (conocidos como neopiagetianos) han introducido ligeras modificaciones en algunos puntos de la teoría de Piaget a la vista de los nuevos resultados (los cuales estarán especificados en el lugar que les corresponda) pero, aún con ello, el mérito de Piaget es incuestionable.
Pero me voy por las ramas. Dejémonos de Piaget y centrémonos en su teoría, más concretamente en la enfocada a los distintos periodos que pasamos los seres vivos a lo largo de nuestro desarrollo. El primero de ellos (el cual trataremos en esta entrada que probablemente no leerá ni Dios) es el "Periodo sensoriomotor", que abarca desde el nacimiento hasta los 2 años. Durante este periodo los bebés dependen de esquemas conductuales (pautas de acción instintivas, por decirlo de alguna manera) para adaptarse al entorno, fundamentalmente habilidades motoras simples (agarrar, chupar, alcanzar).
Piaget, el creador de esta teoría.
Durante este periodo el pensamiento es, literalmente, acción.
Los 6 subestadios del desarrollo cognitivo describen la transición gradual del niño desde un organismo reflejo a un organismo reflexivo capaz de resolver problemas basados en planes, siendo los tres logros principales de este subestadio la habilidad de resolución de problemas, el concepto de objeto (“fuera de la vista no quiere decir fuera de la mente”) y la capacidad de imitación, términos que iremos analizando conforme veamos los distintos subestadios, los cuales son: actividad refleja (0-1 mes), reacciones circulares primarias (1-4 meses), reacciones circulares secundarias (4-8), coordinación de esquemas secundarios (8-12), reacciones circulares terciarias(12-18) e invención de nuevos medios a través de combinaciones mentales (18-24). Estos estadios no son rígidos en tiempo pero sí en orden. Así, un niño puee conseguir los esquemas secundarios a los 3 meses pero es imposible que alcance las reacciones circulares terciarias antes de las secundarias.
-Habilidad de resolución de problemas: se limita a ejercitar reflejos innatos asimilando nuevos objetos y acomodando sus reflejos a esos objetos nuevos. En otras palabras: vive de los reflejos a la vez que comienza a introducir en su cerebro los objetos que le rodean.
-Concepto de objeto: sigue un objeto en movimiento pero ignora su desaparición, dejando de interesarle tras salir de su campo visual. En esta etapa lo que no está a su vista es como si dejase de existir.
-Capacidad de imitación: algunas expresiones faciales y respuestas motrices toscas.
Foto para hacer bulto 1
Reacciones circulares primarias (1-4)
-Habilidad de resolución de problemas: en este subestadio surgen los primeros hábitos coordinados: los esquemas no reflejos. Estos son descubiertos cuando, por casualidad, se percatan de que distintas respuestas que pueden emitir y controlar le satisfacen y vale la pena repetirlas (chupar el pulgar-> le gusta-> lo chupa de nuevo).
-Concepto de objeto: mira intencionadamente el lugar donde el objeto ha desaparecido pero no lo buscarán.
-Capacidad de imitación: repetición de la conducta propia que un compañero imita.
Reacciones circulares secundarias (4-8)
-Habilidad de resolución de problemas: descubren por casualidad que pueden hacer que ocurran cosas interesantes con los objetos externos, siendo las reacciones circulares secundarias respuestas placenteras centradas en el objeto externo a uno mismo y que se repiten. Son importantes para el concepto de identidad personal, pues con ellas comienza la separación de "lo que soy yo” y “lo que no soy yo”. Aún así, la capacidad intencional todavía no ha hecho su aparición, siendo sus acciones producto de descubrimientos azarosos repetidos por placer (apretar el pato - sonido de cuac cuac).
-Concepto de objeto: buscan un objeto parcialmente oculto, pero los objetos totalmente ocultos no existen para ellos.
-Capacidad de imitación: bastante imprecisas (ven a alguien doblar un dedo y doblan toda la mano) y solo cuando las pueden ver en si mismos (saludar con la mano pero no sacan la lengua porque no la ven).
Sí, más fotos para rellenar sacadas de otras entradas evitándome así llenar picasa de fotos de bebés.
Coordinación de esquemas secundarios (8-12)
-Habilidad de resolución de problemas: coordinan dos o más acciones para lograr objetivos simples siguiendo un esquema intencional, volviéndose con ello las conductas más deliberadas y con un propósito definido.
-Concepto de objeto: surgen los primeros signos del concepto de objeto. Por ejemplo, busca y encuentra un objeto oculto si no ha cambiado de lugar. Aún así, cometen el error de “A” no “B”: buscará el objeto donde lo encontró previamente en lugar del sitio donde lo vio por última vez. Este es uno de los puntos donde investigaciones posteriores (en este caso las de Baillargeon y Graber en 1998) demosstraron que Piaget subestimó las capacidades de los niños, peus ellos realmente sí recuerdan que el objeto está oculto en B, pero a esas edades todavía son incapaces de inhibir la tendencia a buscarlo donde lo encontraron antes.
-Capacidad de imitación: imita respuestas nuevas que no ve en si mismo, lo cual le exige la flexibilidad y coordinación de los esquemas. Aprenden por ensayo y error.
Foto para hacer bulto 3
Reacciones circulares terciarias (12-18)
-Habilidad de resolución de problemas: se da cuenta de que sus medios de acción son insuficientes para resolver problemas, así que comienza a repetir conductas introduciendo modificaciones en la acción (ensayo-error). Por ejemplo, si le damos a un niño un tambor y muchos objetos para golpearlo (un lápiz, un martillo, un palo de madera) irá probando hasta que encuentre el que más le satisfaga en lugar de coger el que tenga más a mano y aporrear el objeto como habría hecho en un momento anterior.
-Concepto de objeto: supera el error “A” no “B” pero todavía no comprende los desplazamientos invisibles (no hay permanencia del objeto, es decir, lo que no ve no existe para él).
-Capacidad de imitación: imitación sistemática, deliberada, activa y precisa de respuestas nuevas. Además, las conductas que ya conoce las va combinando poco a poco para realizar otras más complejas.
Imagen de relleno 4
Invención de nuevos medios a través de combinaciones mentales (18-24)
-Habilidad de resolución de problemas: internaliza sus esquemas para construir símbolos mentales, superando el ensayo-error en pos de la experimentación mental. Como un ejemplo vale más que mil palabras, imaginaos a un niño que está sentado en una mesita de bebé y que quiere coger algo que no está a su alcance. Si le ponemos cerca una varilla larga, la mirará y luego usará para coger lo que sea que ha llamado su atención.
-Concepto de objeto: completa el concepto de objeto, lo que le permite representar mentalmente desplazamientos invisibles, algo de gran importancia social (necesario para el desarrollo de los apegos emocionales). Además, permite la comprensión de la relación temporal entre acontecimientos (causalidad).
-Capacidad de imitación: al final del periodo sensoriomotor, los bebés obtienen la imitación diferida de conductas complejas, lo cual exige la intervención de imágenes mentales y pone de manifiesto la presencia de la memoria de evocación. Críticas posteriores demostraron que los niños de 6 meses imitan acciones muy sencillas (oprimir un botón para activar un juguete ruidoso) al cabo de 24 horas (Collier y Hayne, 1999) o que los niños en la etapa de los primeros pasos imitan sucesos memorables hasta un ´maximo de 12 meses tras presenciarlos (Bauer y colbs 2000 y Meltzoff 1995).
En resumidas cuentas, al basarse Piaget en los procedimienots de búsqueda activa subestimó demasiado lo que los bebés de muy corta edad conocen respecto a los objetos y se equivocó al interpretar porqué exhiben el error de A no B. Aún así (y como ya dije justo al principio de la entrada) en su conjunto esta teoría es muchísimo más compleja que lo aquí expuesto, ya no solo porque no he incluído ninguno de los estados posteriores al sensoriomotor sino porque el mismo sensoriomotor incluye muchísima más información que esta, mostrándonos por ejemplo el desarrollo de los sentidos a lo largo de los seis primeros meses de vida del niño. Curiosamente era lo que vendría ahora en lugar de la conclusión, pero considero que la entrada ya puede resultar lo bastante "densa" como para añadirle tres folios a word sobre cómo los niños van mejorando su visión y oído. Quizás otro día. Hasta entonces me despido, si es que alguien se ha leído este párrafo.
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