sábado, 22 de diciembre de 2012

Trucos para estudiar


Todos sabemos que estudiar es un coñazo y que es cosa de chapones, pero llegados a la universidad empieza a volverse una obligación más que una opción. Así pues, ¿qué hacer cuando suspendes por muchas horas que pases delante del libro? Bueno, quizás sea hora de revisar tus técnicas de estudio, la cuales tienen mucho que ver con el estilo de aprendizaje que utilices. ¿Que no sabes lo que son? Pues ahí van los tres tipos de aprendizaje más conocidos en psicología:
-Superficial: aprendizaje literal, el chapar de toda la vida mostrando poco o nulo interés en el contenido.
-Profundo: le da un mayor énfasis al significado, relacionando ideas e integrando la información de distintas fuentes
-Estratégico: empleo de técnicas de estudio para aprobar con el mínimo esfuerzo. El mítico "esto dijeron que no cae ergo no lo leo".



Si queremos la seguridad del aprobado, debemos entender plenamente el significado de lo que se está estudiando (aprendizaje profundo) y ser plenamente consciente de lo que se incluirá en la evaluación (aprendizaje estratégico). Aún así, el estudio eficaz implica más que usar el aprendizaje adecuado. El enfoque SQ3R (Morris, 1979) proporciona una perspectiva más amplia sobre este tema, siendo SQ3R las siglas de Survey (inspección), Question (pregunta), Read (lectura), Recite (narración) y Review (revisión).

-----Inspección: implica la obtención de una visión global de la manera en que se organiza la información del capítulo. La lectura del resumen del capítulo sería la manera más sencilla de este objetivo (si no hay resumen pues ojeas el capítulo saltándote párrafos y listo).
-----Preguntas: reflexionar sobre las preguntas relevantes a las que esperamos que la sección responda.
-----Lectura: ahora sí que toca leer, buscando con ello responder a las preguntas planteadas anteriormente e integrar la información con el conocimiento previo.
-----Narración: intentar recordar las ideas principales del capítulo. Si somos incapaces será nuestro deber repetir la fase de lectura.
-----Revisión: una vez completada la lectura trataremos de recordar las ideas principales combinándolas con nuestros conocimientos previos. Basicamente nos sirve para comprobar si las fases anterior han funcionado o no.

Una de las razones por la que el SQ3R es tan efectivo es porque evita la ilusión del estudiante, la cual consiste en que el estudiante es autoconvence de que se sabe la materia porque tras ojear el libro todo le resulta familiar, lo cual no es más que la memoria de reconocimiento, así que no es garantía de que el recuerdo sea igual de bueno a la hora del examen. Este descubrimiento es relevante en relación con el fenómeno conocido como efecto de la prueba, el cual (explicación técnica) explica que la fuerza de almacenamiento refleja la persistencia relativa de un trazo de memoria, mientras que la fuerza de recuperación refleja la accesibilidad de un determinado trazo de memoria. La recuperación es fácil cuando la fuerza de recuperación es alta, pero una fácil recuperación no incrementa la fuerza de almacenamiento. Por el contrario, la recuperación es difícil cuando la fuerza de recuperación es baja, pero incrementará la fuerza de almacenamiento a largo plazo. ¿Que no has entendido una mierda? Explicación cómoda: merece la pena esforzarse en recordar la información en una prueba de memoria, ya que hará que la información se recuerde mejor a largo plazo.

Entonces, ¿cómo podemos causarnos efecto de la prueba? Hazte exámenes a ti mismo cada X días. Es cierto, al principio los resultados son peores que con la memorización, pero a largo plazo producen hasta un 50% más de recuerdo que las técnicas repetitivas (Roediger y Karpicke, 2006a). Si alguien tiene curiosidad, el motivo de que la mayoría prefieran utilizar la repetición se debe a su caracter inmediato (grandes beneficios a corto plazo), a que provoca una gran ilusiónd el estudiante (autoengaño) y requiere mucho menos esfuerzo que las pruebas alternativas que aquí recomendamos. Por cierto, si después del recuerdo se da una retroalimentación (si te equivocas que tengas la respuesta correcta al momento) recibirás incluso una mejor memoria a largo plazo que del otro modo.


A todo esto, ¿a alguien le suena lo que son los mapas mentales? Son diagramas en los que una idea central se relaciona con otras muchas ideas y/o conceptos de varias maneras, los cuales presentan numerosas ventajas en comparación con los enfoques tradicionales. En primer lugar, para crear mapas mentales es necesario estar activamente involucrado en el proceso de aprendizaje (los apuntes no dejan de ser una copia literal); en segundo lugar, los conceptos obtenidos mediante mapas mentales presentan numerosas conexiones o asociaciones; tercero: cada concepto se resume en una o dos palabras, reduciendo las ideas a su esencia; cuarto, son imágenes visuales muy llamativas que pueden ser fáciles de recordar y quinto, si empleamos colores para las mismas categorías serán incluso más sencillos de recordar. Suena a lío, ¿verdad? Ahora, si os digo que un mapa mental es un esquema como otro cualquiera la cosa cambia.

Aún así, esto apenas sirve en casos de aprendizaje de vocabulario, así que para ello utilizaremos la técnica de la palabra clave. Esto consiste en una asociación entre cada palabra a aprender y una palabra o frase de la lengua materna que suene de forma parecida. A continuación creamos una imagen mental con ambas palabras y ¡listo! A los que leísteis la entrada sobre técnicas de memoria seguro que este método os suena. 

Por ejemplo, pongamos la palabra yellow, la cual suena parecido a hielo. Así, con una imagen de un cubo de hielo pintado de amarillo podríamos aprender la palabra clave antes. Este sistema fue puesto a prueba por Atkinson y Raugh en 1975 usando 120 palabras en inglés y ruso, encontrando mejoría de hasta un 70% en el recuerdo  a largo plazo si eran ellos quienes entregaban a los sujetos las asociaciones (si los sujetos debían generarla también era más eficaz  que métodos como la repetición pero menos). El problema de este estudio es que solo considera el aprendizaje de vocabulario receptivo (producción de la palabra del idioma propio para una palabra de otro idioma) pero seguro que a más de uno le resulta bastante útil pese a su inutilidad para conceptos abstractos (esperanza, altruismo) y necesidad de entrenamiento previo.

Eso sí, apuesto a que más de uno sigue pensando que su técnica del aprendizaje literal (chapar) es la óptima para sus estudios (o que quiere ser actor y le toca chapar guiones). No seré yo quien trunque sus sueños, pues le diré que, aunque no lo parezca, para chapar grandes textos la comprensión ayuda. Así, los estudios de Noice y Noice (sí, está bien, Noice y Noice, debían ser heramnos o algo) con actores demuestran que estos, a la hora de prepararse sus papeles, lo que hacen es comprender qué sentían sus personajes a la hora de decir eso para comprender el verdadero significado de lo que deben replicar a posteriori. No voy a enrollarme hablando de este estudio, pues está bastante lioso en mis libros de referencia y tengo la impresión de que no es del todo correcta la explicación aquí dada (no en el significado sino en las formas), así que dejaré caer un detalle y pasaré a la siguiente parte de la entrada: los actores aprenden también por imágenes visuales, pues con los ensayos, en caso de no recordar lo que tienen que decir en su camerino, al verse en la situación ante sus compañeros "les sale natural" (vamos, sería como el método de los lugares, la imagen visual les ayuda a recordar el guión).

¿Y qué hay del interés? ¿Es lo mismo estudiar algo que nos importe que algo que nos la sople? Obviamente no. Bartlett (1932) demostró que la información sobre un determinado tema se recordará mucho mejor en el caso de personas que estén muy interesadas en él (siendo este el motivo que seamos capaces de decir la trama de nuestro RPG de 90 horas preferido con un solo vistazo pero no de recordar la materia de un libro que nos aburrió pero de una longitud mucho más breve). También la motivación tiene que ver con esto, pues Edwin Locke (no confundir co el filósofo, este es de 1968) propuso la "teoría del establecimietno de objetivos", según la cual cuanto más difíciles sean las metas que nos propongamos mayor probabilidad habrá de que nuestra ejecución sea superior. Además, no vale un "deseo ser más listo", debemos crear objetivos específicos, medibles, alcanzables y relevantes dentro de un marco temporal concreto. Vamos, que "deseo ser más listo" no vale pero "deseo aprobar todas este trimestre" sí, porque es medible (aprobé 5 de 6), alcanzable (no pedimos la luna, es algo que podemos hacer), específico y dentro de un marco temporal concreto (este trimestre).

Aún así, esta teoría tiene varias limitaciones, siendo el primero que la mayoría de las investigaciones se llevan a cabo en ausencia de distracciones. Por un lado es lógico, pues necesitamos que todos los sujetos estén en igualdad de condiciones, pero por el otro no es natural (nadie vive en un espacio blanco sin nada más que sus apuntes). Para intentar capear este fallo apareció la teoría de Gollwitzer sobre las intenciones de implementación. Por ejemplo, "Si aparece una de mis compañeras de piso le diré que hablamos en una hora" o "Si hay algo interesante en la TV le pediré a alguien que me lo grabe para verlo en otro momento".  Vamos, que para luchar contra las distracciones no debemos esforzarnos más sino crear contramedidas a las mismas.

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