viernes, 18 de enero de 2019

Axiom Verge



La decadencia me conmueve. Los últimos latidos de un mundo corrompido, los reflejos de un pasado brillante casi olvidado, la asfixia de encontrarte con formas de vida ruinosas que deberían haber desaparecido silenciosamente hace eones... Siembran en mí una mezcla de repulsión, miedo a lo desconocido y curiosidad morbosa. Son ambientes melancólicos y deprimentes, pero estimulan la imaginación insinuando cómo debía ser todo aquello en su época de esplendor.


¿Cómo no iba a enamorarme de un planeta engullido por un tumor que intoxica hasta las propias leyes de la física?






Encarnamos a Trace, un científico que despierta en el alienígena mundo de Sudra tras sufrir un accidente en su laboratorio. La civilización que lo habitaba ha sido aniquilada por un tal Athetos y unas antiguas máquinas nos encomiendan la misión de acabar con él. Explora las cuevas, adquiere nuevos poderes y reactiva los sistemas de este mundo putrefacto.


Lo desconocido nos genera incomodidad, y lograr en nosotros esa incomodidad nos mete de lleno en el clima de Sudra. Enfrenta al jugador con algo imprevisible, lo enjaula en una realidad que es incapaz de comprender y, sobre todo, que claramente no funciona bien. Axiom Verge es un enorme y perfecto glitch con el que debemos experimentar. Al principio, nos parecerá que donde busca su peculiar toque perturbador es en las paredes que palpitan y la materia orgánica que cubre toda superficie visible, pero entonces te encuentras un sprite mezclado con otro, un enemigo clippeado, una pared que ha cargado mal, y así in crescendo, con zonas enteras donde ni siquiera podremos ver la pantalla con claridad. Pero hay más, una idea clave para redondear la propuesta, un gadget que convierte esta cortina de errores en algo más que un elemento estético, una herramienta tan imprevisible y que casa tan perfectamente con la atmósfera que el juego sería inconcebible sin ella: el modificador de dirección, comunmente conocido como la pistola de hackeo.






Su funcionamiento es sencillo: apunta a un enemigo, objeto o plataforma, aprieta el gatillo y corrompe aún más lo que ya está corrompido hasta la médula. Los enemigos adquieren rutinas erráticas, nuevos comportamientos o se fusionan con otros; las burbujas se convierten en esferas destructivas o en superficies fijas, las paredes pierden su espacio de colisión y pasan a ser meros hologramas... El colapso de un mundo hecho mecánica.


Quizás el mayor problema de Axiom Verge sea que tiene un inicio lento, unos primeros compases limitados y que no aportan nada nuevo a un género ya muy manido, pero una vez arranca... ¡Qué buen ritmo coge! Estaremos constantemente descubriendo nuevos rincones, salas hacia lo desconocido, herramientas, potenciadores, armas y trazas de la antigua historia de Sudra. Pero todo este cúmulo de habilidades no sería nada sin un buen mapa donde explotarlas. No os confundáis, no es una área de recreo donde experimentar, ya que nunca llegará a sentirse como una zona de confort. Es hostil, todo es horrendo y quiere matarnos, y nosotros deberemos aprender para sobrevivir. Sin embargo, la geografía es exquisita, la estructura de niveles mezcla el plataformeo, la acción e incluso los puzles en una exploración continua y gratificante. Cada zona tiene alma propia, un diseño que la diferencía del resto y, sobre todo, una banda sonora espeluznante y hermosa que se mueve entre lo tribal y lo distópico futurista.






Axiom Verge es divertido, divertido a rabiar. No solo es estimulante en su exploración, sino también en combate. Las numerosas opciones de armamento son ideales para trazar diversas formas de enfocar la acción y nos animarán a buscar las más efectivas contra cada enemigo y situación, pero donde esto brilla es en los enfrentamientos contra jefes. Son enormes y desafiantes, pero de combate ágil. Y en contraposición a estos momentos de tensión máxima tenemos algunas zonas calmadas desperdigadas por el mapa, salas que valoraremos enormemente en este mundo tan sobrecargado. Son silenciosas e incluso transmiten paz, y después de ambientes tan violentos para los sentidos agradeceremos estos breves momentos de descanso. Este mundo es un mundo de contrastes, y por ello es tan rico.


Quedan un par de líneas por comentar sobre mi experiencia con este título. La primera, el posicionamiento de los enemigos. En general es correcto, aunque me he encontrado con monstruos puestos justo al otro lado de una puerta, imposibles de evitar debido a la animación de Trace al cruzarlas. Ha sido puntual, pero frustrante. La segunda, la facilidad por perderse. Todo es tan alienígena y de tal embergadura que tarde o temprano perderemos el rumbo u olvidaremos dónde debemos aplicar nuestros nuevos poderes, pero eso es bueno, porque nos insta a utilizar marcadores y, sorpresa sorpresa, papel y lápiz. Es maravilloso volver a ayudarnos de dibujos y cartografía propia y chapucera para orientarse, aumenta enormemente la sensación de exploración, y cuando tienes todo el croquis delante queda al descubierto la lógica debajo de ese aparente caos.






He amado Axiom Verge de principio a fin. Hay momentos en los que se puede hacer denso, otros en los que nos desmotivemos al vernos perdidos, pero es muy agradecido con aquellos que entren de lleno en su mundo y persistan. Tiene mucha, mucha personalidad, un carácter fuerte tanto en lo jugable como en lo artístico, y una obra que claramente entiende el género del que ha nacido. Acompañad a Trace, empapaos de Sudra y vivid su debacle en uno de los juegos indie más sólidos de los últimos años.






Acerca de Anti

Ingeniero catalán aficionado a calcular por qué
tu juego favorito no cumple las leyes de la física.
En los fightings coge a los que dan abrazos.



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