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viernes, 18 de enero de 2019

Axiom Verge



La decadencia me conmueve. Los últimos latidos de un mundo corrompido, los reflejos de un pasado brillante casi olvidado, la asfixia de encontrarte con formas de vida ruinosas que deberían haber desaparecido silenciosamente hace eones... Siembran en mí una mezcla de repulsión, miedo a lo desconocido y curiosidad morbosa. Son ambientes melancólicos y deprimentes, pero estimulan la imaginación insinuando cómo debía ser todo aquello en su época de esplendor.


¿Cómo no iba a enamorarme de un planeta engullido por un tumor que intoxica hasta las propias leyes de la física?

jueves, 19 de julio de 2018

Final Fantasy XIV - Nacer, crecer, morir. Resucitar.





Recuerdo esa escena de El Quinto Elemento (Luc Besson, 1997) en la que Jean-Baptiste Zorg, un traficante de armas, tira un vaso vacío al suelo. Se rompe en mil pedazos y, al instante, una máquina viene a recogerlos todos, otra le trae un nuevo vaso, una tercera se lo llena de agua… “Fíjese en las maquinitas, tan ocupadas. Mire cómo todas son útiles. [...] Piense en toda esa gente que las ha creado: técnicos, ingenieros… Cientos de personas que podrán dar de comer a sus hijos esta noche para que crezcan grandes y fuertes.” En economía, esto se conoce como la falacia de la ventana rota, y lo que a priori parece un beneficio para la sociedad se demuestra como una pérdida material innecesaria e imposible de compensar. Hay movimiento, hay actividad, pero el valor del vaso no se recupera y, por lo tanto, salimos perdiendo, aunque también ganamos una segunda oportunidad.



Final Fantasy XIV era un fracaso casi burlesco hacia sus jugadores, así que Square-Enix hizo lo más sensato y le dio muerte para aprovechar los pedazos; decidió romper la ventana, romper el vaso, un vaso ya de por sí quebradizo, pero no sin antes regalarle una despedida digna. Todos los habitantes de Eorza veían cómo un colosal meteoro se abalanzaba hacia ellos, lento pero impasible. Habían perdido, estaban condenados, y los aventureros se despedían unos de otros mientras esperaban que se desencadenara la calamidad que tanto habían luchado por impedir. Los malos habían ganado, el planeta iba a ser asolado. “Good game, well played”. Fin.

jueves, 5 de mayo de 2016

Bikanel es una joya del diseño - Final Fantasy X



Final Fantasy X no es exactamente un juego revolucionario; vamos, es que ni por asomo. Es un juego de rol bastante lineal, aunque sin dar dicha sensación gracias a sus minijuegos y sus misiones secundarias y coleccionables de por medio. Sin embargo, tiene ciertos elementos magistralmente usados dentro de su conjunto, desde el aprovechamiento del protagonista como vector narrativo y de empatía hasta el ser consciente de que posee un mundo fantástico y desconocido por el jugador, algo que usa muy a su favor. Uno de estos elementos es la isla de Bikanel.


SPOILERS

DE DETALLES CRUCIALES

DE LA TRAMA



Las primeras horas de juego están pensadas para confundir al jugador completamente a la vez que logra captar su interés. Hablamos de una historia que empieza sacando al protagonista de su hogar y tirándolo en medio del océano sin mayor explicación, y repitiendo en seguida la jugada para acabar en un pueblo que nada tiene que ver con su ciudad natal. Todo es muy confuso, todo es muy extraño. Que si alucinaciones, que si ballena gigante asesina, que si peregrinaje de templo en templo... Y cuando al final empiezas a aceptar este nuevo mundo, a entender tu lugar en él, su alma y su estructura, vuelve a pasar, te vuelves a teletransportar por sorpresa, esta vez en un desierto enorme y desolado. Aun no lo sabes, pero estás en Bikanel.




miércoles, 27 de mayo de 2015

Drakengard 3 (texto D)

¿Sabéis? Empecé este texto en la ducha, como tantos otros. Cavilaciones varias de esas que no sabes de donde salen pero que te gustan, que las desarrollas por el placer de desarrollarlas. En el aseo de hoy nació esta entrada, un escrito pleno y perfecto lleno de sentimiento. Por supuesto, ya se me ha olvidado casi todo... Solo recuerdo como empezaba, y empezaba con un "Vic tenía razón".



domingo, 24 de mayo de 2015