Bueno, ¿qué tenemos hoy aquí? Nada más y nada menos que la enésima película Holliwodiense en la cual un grupo de adolescentes (bueno, adolescentes entre comillas, pues varios andan más cerca de los 30 que de los 20 años) son masacrados por un monstruo/asesino/combinación de los dos anteriores lenta pero inexorablemente a lo largo de toda la cinta. Tópico a más no poder, sí, pero no por ello mala al instante. La casa de cera me entretuvo durante todo su metraje y tiene tópicos a tomar por culo al igual que La casa de los mil cadáveres e incluso Scary movie, película que aunque tenga un enfoque muy distinto al de las otras tres también sigue el esquema de muertes entre jóvenes y me divierte enormemente; desafortunadamente, Km 666 no logró lo mismo.
Porqué, preguntaréis, y "falta de coherencia interna" yo os responderé. Tras esta frase que parece salida de un cuento infantil, intentaré explicar brevemente a qué me refiero con "coherencia interna". Yo, en una película, puedo tragarme cualquier cosa: monstruos del espacio, payasos asesinos, coleccionistas de caras... cualquier cosa. La película es una obra de autor y, como tal, su creador puede hacer lo que quiera con ella. Si él me dice que el protagonista puede volar a base de pedos y que tira láseres por los ojos podré decir "Joder, qué fumada" pero nada más. Es su película y él se la folla. Ahora bien, tienes que ser coherente con lo que tú haces. Si me presentas una película realista no me digas en el último minuto que el prota es la quinta reencarnación de Buda y que es inmortal porque las cosas no se hacen así.