Ains, ya falta poco. En seguida podré ponerme a leer cosas que no sean de Bats y dedicarme a los tropecientos animes que tengo pendientes. ¿Que porqué no lo hago y ya está? Evidentemente, la culpa de todo esto es de ECC cómics. Veréis, es de sobra conocido el hecho de que les tengo... asco. Sí, me gustan sus ediciones de "Grandes autores de Batman", pero su política empresarial me da nauseas. ¿Solución? Comprar antes de que se agoten los cómics de la editorial que trabajaba anteriormente con el personaje y evitar darles el dinero a ellos en unos meses.
Desafortunadamente, el dinero infinito no es una de mis virtudes, así que no tengo otra elección que investigar si el cómic en el cual poso mi vista merece la pena... siendo el camino más rápido leerlo por mi propia cuenta y luego decidir si pago o no. Tal y como habréis adivinado, esta es una de esas veces.
Sí, es la primera vez que reseño algo de los X-Men (la mierda de Saudade no cuenta), pero aún así siempre me han gustado gracias a la serie de los 90. De entre ellos, mi preferido (como no) era el siempre molón Lobezno, bestia parda donde las haya. Misterioso, amnésico y superpoderoso. Suena tópico, sí, pero qué más da, eran los noventa y yo un crío que no sabía lo que era una teta, era normal que me encantase el personaje.
Pese a mi afición por él, nunca supe sus orígenes. Poco después de que se estrenara la primera película oí que iban a sacar un cómic contando sus orígenes, pero a mi ni me iba ni me venía. Para mi internet era esa cosa que hacía ruido raro cuando lo usaba y con la que me podía conectar una vez cada mucho tiempo, ya ni hablemos de los términos E-mule o descarga directa. Así, pasó el tiempo, mis gustos cambiaron y poco a poco fui olvidando mi curiosidad por su pasado... hasta ahora.
Lo admito. No soy un gran fan del boy scout por excelencia, pero sé apreciar un buen cómic y este lo es (gracias sobre todo a lo atípico de su propuesta). Hasta ahora siempre habíamos visto al típico heroe volador que se enfrenta a Luthor, Brainiac y Cia en toda clase de batallas donde el destino del mundo pendía en sus manos, mas ¿que pasaría si un día un chaval de nuestro mundo obtuviera los poderes de Superman? ¿Emularía a su héroe o se dedicaría a causar el mal? ¿Provocaría su aparición el nacimiento de los llamados supervillanos o tendría otras cosas más serias de las que preocuparse? Eso y mucho más es lo que veremos en este cómic.
Sé que parece surrealista, pero imagináos que vuestros padres, por hacer la coña más que nada, deciden que, ya que tu apellido es Kent, eres moreno y vives en un pequeño pueblo de Kansas, te van a poner de nombre Clark, exactamente igual que Superman. No solo eso; cada año, tanto en tu cumpleaños como en navidad tus regalos van a consistir en merchandising del personaje. Espera espera, que hay más. Tus compañeros de clase (benditos críos) han decidido que eres el blanco perfecto de todas las burlas, así que no hay día en el que no recibas de 5 a 10 putadas varias relacionadas con tu nombre, desde darte un puñetazo y decir "¿Pero tú no eras de hierro?" a tirarte los apuntes al barro y aludir a que como no usaste tu supervelocidad para recogerlos antes de que se te mancharan. Ah, y lo mejor. ODIAS A SUPERMAN.
No os preocupéis; esta "Batfiebre" es algo que tengo todos los años por estas fechas gracias a que la mayoría de sus cómics son muy fáciles de conseguir, rápidos de leer y muy entretenidos en general. De la que tenga internet (ahora mismo programo las entradas los domingos para que se publiquen a lo largo de la semana sin mi intervención directa) ya veréis como vuelvo a reseñar juegos, pelis y sobre todo manganime, mucho manganime. Hasta entonces, otra reseña de Batman, siendo la de hoy una cuyo nombre es una alusión directa al famosísimo Año uno de Miller.
Para los que no conozcáis la cronología de Batman (algún día he de hacer una entrada de eso, así podré petarlo todo con spam de mis otras entradas y tendré un índice bien majo sobre el que trabajar en adelante) este cómic estaría situado como quinto dentro de la línea temporal "post-crisis" y "pre-new52". Vamos, que lo óptimo para su lectura es haber leído antes Batman: Año uno, El hombre que ríe, El largo halloween y Victoria oscura (más estos dos últimos que los dos primeros). Aún así, tampoco es muy necesario, pues al tratarse del primer año en plantilla del chico maravilla el no haber leído esas obras solo nos provocará desconcierto en los encuentros con el villano Dos caras; el resto del tiempo podremos leerlo sin el menor inconveniente en lo que respecta a antecedentes.
Tras este título tan rarito supongo que más de uno se estará preguntando de qué trata la entrada de hoy, así que sin más preámbulos os presento este cómic (me niego a llamarlo novela gráfica) realizado entre Jorge Zentner y David Sala. Seguramente no os sonarán esos autores, pero no os preocupéis: a mí y a google tampoco. Mira que siempre tengo la costumbre de buscar información por la red sobre los autores de las obras aquí reseñadas antes de escribir las entradas, pero esta vez no tuve suerte. Del primero la información no me parecía demasiado fiable (en la wikipedia no hay una sola mención a esta obra) y de David Salas me sale su página web con imágenes de algunas de sus obras y nada más.
¿Que qué haré ahora? Nada. Aquí juzgo productos, no autores; que normalmente me guste comparar una obra con el resto de su producción literaria no quiere decir que si desconozco a los autores no pueda dar mi opinión sobre la misma. Así que... ¿estáis listos para conocer la triple historia del inquisidor Nicolás Eymerich, un tío en el presente cuya participación se resume a dos páginas y a un pseudomarine espacial del futuro?
Increíble pero cierto, estoy deseando que los timadores de ECC publiquen este cómic. ¿Que porqué? Es obvio... para cualquiera que mire la horrenda portada que tiene tanto en su edición de Planeta como en el original americano. La verdad, a sabiendas del estilo de portada que utilizan habitualmente (portada con el protagonista en primer plano y con el título y los autores en la parte de abajo de la cubierta) tengo fe en que lo harán bien con esta. Serán unos timadores, pero me gusta mucho su manera de hacer portadas, le dan un toque personal a la vez que elegante que me puede.
Perdón, estoy divagando... ayer hablamos de Batman: Año uno, al final de la cual recomendaba la lectura de este cómic por su situación temporal (inmediatamente después del otro) y porque Año uno nos dejaba con ganas de más Batman. Pues bien, aquí tenemos su primer encuentro con el Joker, personaje que no dejará indiferente a nadie... en gran medida gracias a que aquí tiene una de las presentaciones más épicas de la historia de la maldad comiquil.
Realmente las he pasado muy putas para terminarme el juego esta vez. No, no ha sido porque me resultase un coñazo de juego. No, no ha sido porque me atascase en un enemigo dificilísimo. No, no ha sido porque gracias a la crisis me quedase sin dinero para pagar la luz y tuviera que jugar usando un pikachu para darle corriente a mi consola. Ha sido, por absurdo que parezca, por una serie de catastróficas desdichas.
La rejugada comenzó el día 18 de julio nada más completar la primera parte de la saga. Ésta me había dejado un sabor agridulce, pues como ya dije me parecía un conjunto de buenas ideas mal conjuntadas, por lo que creí que cuanto antes me pusiese con su secuela antes se me quitaría el regusto amargo. Al principio todo bien; jugaba en experto pero la dificultad me parecía mucho menor a la sufrida en el primer Kingdom cuando lo superé en esa dificultad. Entonces, cuando ya llevaba unas trece horas de juego, sucedió el primero de mis problemas: se me jodió el disco. Era un 4 de agosto.
Durante unos 10 días estuve dudando entre tres soluciones: comprar una nueva unidad del juego (descartada al descubrir que está descatalogado), descargarme una copia y usarla aprovechando que tengo la PS2 pirata o pedirle el juego a un colega. Al tener la grabadora estropeada, solo me quedó la última opción, la cual llevé a cabo sin demasiados problemas, pues tras una breve charla mi amigo me cedió una copia de su juego para poder completarlo.
Día 16 de agosto. El Swap magic (disco que utilizo para cargar juegos pirata en mi PS2) comienza a fallar. Aún así, con paciencia siempre terminaba jugando, por lo que continué mi partida. Después se me jodieron los tres mandos que tenía (dos no respondían ante pulsaciones en R1, R2 y Triángulo y el otro tenía tocado el Joystick izquierdo), teniendo que superar los últimos mundos con un Sora cuyo movimiento se veía ralentizado cuando ordenaba un movimiento brusco desde el pad. Por último, el 18 de agosto comenzó a fallarme el lector de la consola, dándome problemas tanto con originales como con piratas. Desesperado, estuve durante varios días sin jugar hasta que finalmente tomé una decisión: la siguiente vez que consiguiera hacer funcionar el juego no pararía hasta terminar. Hoy, día 23 de agosto de 2012 terminé la rejugada más dura que jamás hube sufrido. Aún así, todavía me queda la peor parte: la lucha entre objetividad vs nostalgia. Este será uno de los análisis más difíciles de toda mi vida bloggil.
El opening contiene spoilers de Kingdom hearts y de Kingdom hearts: Chain of memories; aún asi me encanta.
Un día, un lobo se infiltró en un grupo de simpáticos conejitos. Cuando los demás se dormían, el lobo mostraba su verdadera forma. Cada día, uno por uno, el lobo mataba y devoraba a los conejos. Los conejos, sin saber quién de ellos era el lobo, convocaron una reunión. Entonces... el tribunal decidió votar quién podía ser el lobo y lo mataron. Si habían elegido bien, los conejos ganaban. Si se habían equivocado... Todos los conejos serían devorados por el lobo.
Con este texto (acompañado por unas muy sugerentes imágenes a color) comienza Doubt, el manga del que os hablaré hoy. Escrito e ilustrado por Yoshiki Tonogai, esta breve obra de 4 tomos nos narra el encuentro de 5 personas que habitualmente compiten a este juego vía móvil. Al principio todo va bien; dan una vuelta, visitan un karaoke, hacen buenas migas... lo normal en estos casos. El problema llega cuando van desapareciendo sistemáticamente uno tras otro, momento en que el protagonista es golpeado en la cabeza y pierde la consciencia.
Cuando despierta se encuentra en un lugar desconocido con el 6º jugador, el único que no se había presentado a la cita. Tras un breve intercambio de impresiones, deciden explorar el lugar, encontrando así el primer cadáver. No saben quién les ha hecho eso ni tampoco porqué tienen un código de barras tatuado en el cuerpo; lo único que tienen claro es que uno de ellos ha decidido llevar el juego a una nueva dimensión y, si quieren salir vivos, tendrán que encontrarlo lo antes posible.