Recientemente he descubierto que soy un gran fan de Hidetaka Suehiro, más conocido como SWERY65, y todo es gracias a Deadly Premonition, la reinterpretación personal de Swery de Twin Peaks. Su estiló me encandiló, su trama y diálogos son excelentes, los guiños a la serie de Lynch son una delicia y el último acto del juego me tuvo con la mandíbula al suelo. Estamos hablando de una grandísima resolución argumental que realmente ejemplifica las habilidades narrativas de Swery.
Pero por desgracia Deadly Premonition fue una obra esclava de varias circunstancias: Swery se encontró con un presupuesto limitado, hubo problemas en el desarrollo, y el juego salió con unas fases de disparos survival-horror metidas con calzador para que el juego no fuera sólo el protagonista York yendo de punto A a punto B investigando o interactuando con gente. Pero poco después de su lanzamiento, el género de los juegos narrativos floreció (principalmente con Telltale y The Walking Dead) y empezó a ser más común ver juegos mainstream narrative driven. Con ese cambio de época y el éxito de Deadly Premonition, era natural que Swery volviera a la carga, esta vez con una aventura gráfica sin relleno de acción de por medio. Así pues, en septiembre de 2014 Access Games sacó, con la ayuda de Microsoft Studios, D4: Dark Dreams Don’t Die, el siguiente gran juego de Swery en la forma de una aventura episódica. Originalmente esta era una exclusividad de Xbox One, pero poco tiempo después también salió para Steam, de cuya versión hablaré hoy.